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martes, 16 de abril de 2013

CON UNOS SE SABE, A OTROS SE LES SUPONÍA QUE...

Nuestra capacidad de asombro es inagotable. Y esta casta política que sufrimos en nuestro país no quiere que perdamos esa capacidad innata. Viene a cuento porque el espectáculo ayer en el hemiciclo del Congreso es de lo más denigrante, lamentable, desvergonzado y bochornoso de los últimos años.

Unas personas a las que los bancos les han robado sus ahorros con el tocomocho de las preferentes, tuvieron el atrevimiento de expresar su protesta en el Congreso de los Diputados. Evidentemente estaban entorpeciendo el trabajo (?) de los parlamentarios. Por unos momentos este que escribe se sintió transportado a una época pasada, una época triste que pensábamos superada pero que al parecer para algunos todavía está presente, ¡y de que forma!.

El Presidente del Congreso, Excmo. Sr. Posadas, dedo amenazante en ristre, ordenaba a los ujieres que los expulsaran y tomaran los datos a los alborotadores, con un comportamiento que nos hacía recordar los mejores tiempos de su admirado generalito gallego. El diputado ramplón Manuel Chaves bronqueaba a los diputados socialistas que tuvieron la “desfachatez” de aplaudir a los manifestantes; D. Alfonso Guerra, en los pasillos exigía explicaciones por esos aplausos … Y mientras tanto los saqueados por los bancos eran desalojados de mala manera. ¡De auténtica vergüenza!.

Que la derecha no sólo esté de acuerdo con los bancos, sino que nos quite nuestro dinero para llenar las arcas bancarias, es algo que no nos sorprende, sino que se le supone. Esa desvergüenza y desfachatez es consustancial a los representantes de la derecha política y económica rancia y arcaica. Pero que sean los supuestos defensores de las clases populares, no nos atrevemos a llamarles izquierda, es algo que supera todo lo imaginable.

Producía sonrojo ver al Sr. Chaves, el que aparecía en otros tiempos, en el séquito de los González, Guerra, Yáñez, del Valle, Hermosín, etc., en la gira campestre de los Pinares de Oromana, tortilla en mano. Era un auténtico ciclón bronqueando a los diputados socialistas que se atrevieron a mostrar su apoyo a los estafados de las preferentes, y preguntándoles en qué partido estaban. No se sabe si es que no tenía claro que eran de su mismo partido, o que el mismísimo Sr. Chaves no sabía en qué partido está él. La verdad es que el partido de la gira a los Pinares de Oromana no se parece en nada al actual. En la comida campestre todavía se podía ver a un Guerra marxista, inequívocamente de izquierdas; ahora parece que algunos tienen que darle explicaciones por apoyar a los que protestan por el robo, por medio de las preferentes, de los bancos. Historia magistra vitae et testis temporum (La historia es maestra de la vida y testigo de los tiempos) que diría Cicerón.

Se entiende ahora lo dicho por José Blanco (Pepiño), siendo ministro, sobre la infinita paciencia que había que tener con los bancos.

En lo que quizás no hayan caído estos políticos al uso bolsillero propio, es que se podían ahorrar estos sofocos simplemente escuchando los problemas de los ciudadanos y tratando de solucionarlos, que para eso les pagamos. En este caso, si escucharan a los timados con las preferentes, se ahorrarían muchos disgustos y salir en los papeles y en los telediarios con las manifestaciones delante de sus casas.

Pero en lugar de esto, se dedican a protegerse criminalizando las protestas de los estafados, ordenando alejamientos, ilegales a todas luces, a los que se manifiestan. Y sancionando las conductas que les delatan como cómplices del escarnio bancario. Estamos seguros que estas sanciones serán recurridas y los tribunales darán la razón a los ciudadanos. Atentos porque otro ridículo de la clase política en este asunto, está al caer. Sin embargo cuando se molestan a los ciudadanos con botellonas, músicas en los coches, ruidos estridentes, macroconciertos, etc. no hay cobertura legal para actuar, según dicen las autoridades.

De todos modos, los que detentan los sillones, puestos, prebendas y nómicas abultadas a las que se añaden dietas desvergonzadas, esos políticos convertidos en secta, son los únicos culpables de que los abusos de los bancos sigan adelante. Llegará un momento, y deseamos que sea pronto, que los ciudadanos se harten de estos politicastros. Cuando alguien se tome la justicia por su mano, cosa que ni deseamos ni apoyamos, habrá muchas personas que lo entiendan aunque no lo compartan.

Nino Granadero