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miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL DINERO, NI ES JUSTO, NI ES SOLIDARIO.



En estos días en los que se hace realidad aquella canción que canta Ana Belén de "Arde Paris", y que Occidente sufre las consecuencias terroristas en un más que alarmante y preocupante estado de guerras y miedos, nos olvidamos del día a día de los insaciables acaparadores de riquezas provenientes de los esfuerzos de los demás. Ni que decir tiene que siendo muy grave lo que está ocurriendo en los países vecinos de Europa, no lo es menos lo que ocurre en otros países del mundo donde importa un bledo la vida de las personas y mucho los intereses de riquezas dinerarias y de poder, que al fin y al cabo es lo que interesa a "los causantes y responsables  de la crisis que nos han impuesto y seguimos sufriendo".

Entrando en nuestras políticas caseras, ahora calladas o semi-calladas,  donde unos más que interesados personajes, para muchos indeseables, en esconder sus vergüenzas (si las tienen) y sus corruptelas, todo lo que está ocurriendo en el País vecino, les están viniendo como "anillo al dedo" porque se deja de hablar de ellos, para continuar en la sin razón de irresponsabilidad en su huida hacia adelante. Y por otra parte, las elecciones generales a la vuelta de la esquina se acalla, o por lo menos, se ablanda en el "tú más que yo" al primar los acontecimientos que están ocurriendo en Francia. Aquí se cumple aquello de que "cuando París estornuda, Europa se refría". Creo que nos gustaría a todos, por lo menos a mí,  encontrarnos, en estos momentos de cambios profundos, con políticos en el mundo con empaque, que supieran dar soluciones correctas a los problemas que están sobre el tapete.

Hablando con unos amigos sobre lo que está pasando en Francia, comentábamos la envidia sana que sentíamos de la firmeza y la unión que estaban mostrando en estos momento delicados los franceses bajo el paraguas de su bandera y el canto de la Marsellesa, mientas que aquí en nuestra España, en Las Españas, no solamente denostamos la bandera, nuestra bandera, sino que tachamos de fachas y casi de anti-patriotas a los que osan presumir de ella. Atrás han quedado los tiempos en los que unos y otros aparcaron sus diferencias para hacer unas reglas, la Constitución del 78,  para lo convivencia de todos los ciudadanos. Hubo renuncias. Ahora, la nueva ola de políticos, tachan aquello de pantomimas.

Al hilo de lo expuesto en el primer párrafo de este artículo, diré que hace ya unos cuantos de días, antes de que "estornudara París", paseando con un amigo por las calles de Jerez, hablábamos de las cosas que nos preocupa y de las que tenemos el deber de manifestar y en concreto de los desahucios, de la injusticia, de la insolidaridad, de la avaricia, etc., etc., ... con las que actúan los agentes dominantes de la economía. Larga fue nuestra tertulia y antes de despedirnos, bueno, no, cuando nos despedíamos le dije: por qué no me pasas tu pensamiento al respecto. Dicho y hecho. Y he aquí su manifestación:

" Como continuación a nuestro último encuentro en el que tratamos algunas de las penalidades que nos acosan actualmente, causadas principalmente por la fuerzas dominantes (banca), llamadas eufemísticamente socio-económicas,  estructurando el sistema  para disponer  de nuestros ahorros y bienes, con unos modelos inducidos o impuestos, y leyes que les apoyan, quiero reiterarte que los sufrimientos y agobios padecidos por las personas y empresas que se han visto inmersas en el problema del endeudamiento económico sin posibilidades de pago y recuperación en el corto y medio plazo,  podrían haberse suavizado o evitado, si esos agentes dominadores hubieran tenido el mínimo sentimiento de responsabilidad social y empatía con esas personas que creyeron o se dejaron arrastrar por su modelo de negocio productivo.

Si los verdaderos causantes y responsables  de la crisis que nos han impuesto y seguimos sufriendo, hubiesen sido menos ambiciosos y más solidarios con los que a su costa les proporcionan su riqueza, y hubieran utilizado el factor tiempo (desde la antigüedad se ha hablado de "tregua"), esta situación lamentable se hubiera paliado en muchos casos.

Si te das cuenta, en la fórmula del interés, además del capital interviene también el factor tiempo, y que para más afinamiento se utiliza hasta la hora para muchas de sus operaciones. Pues bien, en la mayoría de los pagos que hacemos en las cuotas de nuestros préstamos y créditos, una parte (la mayor casi siempre) corresponde a la devolución del capital prestado y el resto al pago de sus intereses. Son los intereses la ganancia de los bancos,  y asegurarse la devolución del capital mediante la amortización,  es la correcta administración y gestión de los fondos que aportamos los ahorradores y depositantes.  

Si se acepta que la crisis económica no es causada por las familias y pequeñas empresas, y lo que se pretende es reflotar la economía, porque ellos son los pilares fundamentales de la misma, y a la banca le interesa, ésta  podría haber permitido una demora en el pago del capital y solo cobrar los intereses por el tiempo que hubiese hecho falta hasta que la economía se hubiera recuperado.

Esta menor cuota de los intereses  podría considerarse como el pago de un alquiler en el caso de la vivienda, y  se habría evitado muchos de los casos vergonzoso de desalojos de familias en precario. A esto le llaman periodo de carencia y a las grandes empresas con problemas financiero se lo han permitido desde siempre, lo mismo que la suspensión de pagos o quiebra.

Las autoridades políticas debieron hacer algo en ese sentido, pero no han reformado ni siquiera la Ley Hipotecaria (dación en pagos, etc., ).

Se dice que "por sus obras los conoceréis". Pues ya los conocemos de nuevo; y tratan ahora con sus argumentos catastróficos  convencernos de que lo que hacen es para nuestro bienestar futuro; si hacemos memoria de no hace mucho tiempo, nos ofrecían todo lo contrario (endeudamiento, consumo, despilfarro del dinero que gestionaban), así nos ha ido,  y además,  somos los culpables por nuestra irresponsabilidad por abarcar lo que no se podía.

Por esta razón afirmo que  el objetivo de su negocio,  siempre ha sido apoderarse del esfuerzo de los que producen, llámense personas o empresas, pero siempre pequeñas, porque los grandes están a su altura,  para enriquecerse, y con la ayuda de los gobernantes de turno maniatar a los más débiles. Ahí está la quiebra de la mayoría de Cajas de Ahorros, que la mayoría de sus clientes eran pequeños ahorradores.

Moraleja, hay un refrán que dice: "desde los tiempos de Adán, unos han amasado la harina y otros se han comido el pan.

De todo lo que te he expuesto estoy convencido, porque lo he vivido,  y en nuestra conciencia está el divulgar estas estrategias falsas y malintencionadas que nada más  favorecen a los que son egoístas."

Tanto mi amigo como yo andamos indignados con las películas que nos cuentan a diario sobre el particular, queriéndonos hacer "comulgar con ruedas de molinos", cuando ya éstos dejaron de moler tantos en los ríos como en los vientos, sin embargo en su avaricia, los agentes dominantes, continúan en sus treces. El dinero, ni es justo, ni es solidario.

Simón Candón 18/11/2015