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domingo, 31 de mayo de 2015

CARTA A LA PRESIDENTA DE ÁGORA Y SUS SOCIOS

Dª. Isabel Corrales                                                                                              Guadalcacín, 30 de Mayo de 2015
Presidenta de la Asociación Ágora Colectivo Cultural
Plaza de Artesanía nº 4
11591 Guadalcacín – Jerez de la Frontera                                 
Cádiz.-

Presidenta:
Me dirijo a usted como Presidenta de la Asociación Ágora Colectivo Cultural y al resto de sus socios para exponerle los siguientes hechos, a mi parecer, de extrema gravedad, no solo hacia este socio fundador, sino, también a la propia Asociación. Con la acción consentida, autorizada unilateralmente por usted ha actuado controlados intereses de la Asociación al contravenir y violentar el artículo 6, letra a) de los estatutos. Los hechos acaecidos en la reunión que narraré más adelante mantenida por un representante de la comisión de Guadacanta y usted, como Presidenta de nuestra Asociación con la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, a petición de ésta última, son además de un acto de insensibilidad, falta de diligencia en el cumplimiento de los estatutos y de los intereses reales de la Asociación, el fin de la misma como Entidad independiente.
Antes, recordaré acontecimientos vividos por este socio fundador en esta Asociación.
De vuelta a Guadalcacín, después de largos años de ausencia, me planteo incorporarme a la vida social activa del Pueblo, principalmente en el ámbito cultural, aportando mis propias experiencias y tiempo disponible en beneficio de mis convecinos, y por qué no decirlo, también en el mío propio con el mero intercambio de ideas. Tras entrar en contacto con José María Mancilla y comentar distintos puntos de vistas culturales, llegamos a la conclusión, entre otras, de por qué no crear una Asociación cultural legal que pudiera ir a los diferentes estamentos como entidad propia reconocida, pues había en este ámbito   un grupo dedicado a la feria del libro en el que cada vez había menos gente y que no estaba reconocido legalmente y que en este sentido hacía una labor interesante que podría verse potenciada de esta forma. Y así lo hice, ya que José María Mancilla, por su condición de trabajador bibliotecario de la Junta Vecinal, no le parecía prudente aparecer en ese proyecto, por razones obvias. En cualquier caso, con la aportación de sus conocimientos e indicaciones, emprendí este proyecto.  Me puse en contacto con ese grupo, hablamos sobre el particular y emprendimos entre todos este proyecto hasta conseguir el constituir legalmente esta Asociación.  
Desde entonces hasta ahora, mi participación en las reuniones y actos de la Asociación han ido menguando progresivamente debido a distintas circunstancias, incluso ha habido un largo periodo en el que he dejado de asistir porque notaba que mi presencia más que ayudar a la Asociación, incomodaba a la mayoría de los miembros de la misma. Hay por ahí una frase que me encanta y que la llevo conmigo que dice: “Los bueno de ser sincero y decir las cosas a la cara, es que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos hipócritas”, pues eso.
Como Tesorero que fui, nada más que empezar, propuse que se estableciera una cuota a los socios para la financiación de la Asociación, propuesta que fue denegada por la mayoría de la asamblea y en su lugar, también por mayoría, se estableció que para sufragar los gastos de la Asociación, se pondría una “latita” donde cada participante en las distintas asambleas, voluntariamente, echara el dinero que estimara conveniente, decisión con la que no estuve, ni estoy de acuerdo. Creo que de esta forma se vulnera la intimidad de las personas al exponerse ante los demás a una acción incómoda, para mí, aberrante, en donde el individuo se ve “desnudo” bajo la atenta mirada de los demás de si echa o no echa ese “dinero voluntario”, “obligando” al que no puede hacerlo a cumplir con el rito de “la latita”. Además de parecerme una aptitud pedigüeña que dice poco de la seriedad de una organización. En cualquier caso, pasado un tiempo y según como se desarrollaba las cosas, pasé las funciones al Vice-tesorero, para luego, más tarde, dimitir de dicho cargo en una asamblea verbalmente.
El primer año, participé activamente en todos los actos que desarrolló la Asociación con una entrega total, a pesar de cuestionarse en numerosas ocasiones mi forma de actuar. Como ejemplo palpable de lo que digo, son los hechos que ocurrieron en el carnaval de ese año, cuando se me obligó a quitar la carteleria, propuesta por mi y aceptada por el resto de la comisión, de la carroza porque a la Presidenta de la Junta Vecinal “no le parece adecuada”, a lo que usted junto con unos cuantos socios más se avienen, sin mediar asamblea alguna, sino en la misma calle, nos dice a la comisión “que eso hay que quitarlo”, y así se hizo. Con este acto, rompió la autonomía propia que los estatutos establecen, al inmiscuirse un elemento extraño a la Asociación a decidir en sus decisiones y su funcionamiento.  Desde que esta Asociación se constituyó, siempre he mantenido y he insistido en la importancia fundamental de independencia de la misma ante cualquier otra entidad u organización.
No quiero seguir relatando más cosas sobre este particular para no cansarle, porque usted sabe lo mismo que yo lo que ha pasado y pasa en esta Asociación.
Este año, cuando se presentó el programa de trabajo de la Asociación, a pesar del poco tiempo del que disponía, por estar embarcado en un proyecto político y social, me ofrecí, como usted bien sabe, a trabajar en la comisión de Guadacanta. En esta comisión, elegimos como portavoz de la misma a Carlos Aguilera para que fuera él el que pidiera, como los años anteriores, la colaboración de la Junta Vecinal en la cesión del Teatro y todos los elementos necesarios para poder realizar este evento. Nunca quise acompañar a Carlos Aguilera a reuniones de peticiones de cualquier índole a la Junta Vecinal por entender yo que mi presencia en las mismas podría perjudicar a la Asociación al relacionarme los miembros de gobierno de la Junta Vecinal con el proyecto político y social en el que estaba yo embarcado. Recuerde lo que ocurrió con la entrega del proyector. Luego se justifica con un mal entendido. La comisión ha ido tomado una serie de decisiones que a lo largo de este tiempo ha ido informando convenientemente a la asamblea y una de ellas entre otras de las decisiones fue que yo presentara Guadacanta, previo ofrecimiento que yo había hecho para tal motivo.
En la última asamblea y a petición mía, porque a las 20,00 horas me tenía que ausentar por motivos personales, se trató como primer punto del día la actividad de Guadacanta, informándose de todas las gestiones realizadas y del trabajo que se había hecho y del que se estaba haciendo hasta ese momento. Usted informa que la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, le había llamado y le había citado a usted y a la comisión encarga de Guadacanta para tener una reunión el martes 26 del mes en curso a las 9,00 horas, hora a la que le dice usted que no podía y que rectifica más tarde ella y la pone a la 13,00 horas. Usted aclara que no sabe de lo que se va a tratar en concreto en esa reunión, pero que su presencia en esa reunión, según la convocante, era imprescindible.
La reunión se celebra con la presencia de usted, en calidad de Presidenta de la Asociación y de Carlos Aguilera como representante de la comisión de Guadacanta y por parte de la Junta Vecinal, mientras que por parte de la Junta Vecinal asiste su Presidenta en funciones, Nieves Mendoza, el vocal de cultura, también en funciones de la misma, Benjamín Guerrero y el técnico de cultura, operario de la propia Junta Vecinal. Terminada  ésta, se persona en mi domicilio Carlos Aguilera para comunicarme lo que en ella se había tratado.
Y es este el motivo de dirigirme a usted al considerar y entender yo que tanto la Asociación como el que escribe esto, hemos sido ninguneados, denigrados, vejados, maltratados, asaltados y desposeídos de la libertad e independencia que nos confiere nuestra Asociación por usted, por consentir, por avenirse, por no defender a uno de sus socios ni los principios esenciales y fundamentales de Ágora. También está fuera de lugar la actuación de la propia  Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, por tomarse unas atribuciones que no le corresponden, ya que la Asociación es autónoma, libre e independiente, como así se recoge en sus propios estatutos. Estas afirmaciones mías son objetivas y no politizadas, la actuación de una y otra van en contra de los estatutos de Ágora y esto además de comprobable, es sumamente grave.
Como socio y como persona quiero manifestar a su vez que el encargo que se le hace a Carlos Aguilera de comunicarme lo tratado en la mencionada reunión es, al menos, vergonzante y de poca catadura (entiéndase lo que se quiera). Lo que procedía, entiendo, es que usted, en esa reunión, se negara rotundamente a aceptar la propuesta impositiva que le hizo la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, Nieves Mendoza, para salvaguardar los elementos más básicos como son la autonomía, la libertad y la independencia de la Asociación y al mismo tiempo, defender al socio al que iba dirigida la rabia, la insidia, la ruindad y la mezquindad de la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, Nieves Mendoza, para a continuación convocar una reunión urgente de la Asociación y dar explicaciones a la misma de lo tratado y sucedido. Pero no, no se hace. Es más cómodo mandar a Carlos Aguilera y que pase él el mal trago de decirme lo sucedido, que no es otra cosa, resumiendo esa reunión, que la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, Nieves Mendoza, me veta, a mí, a ser el presentador de Guadacanta porque “no le parece” que tenga que ser yo, porque a lo mejor pueda yo utilizar el momento de mi actuación en manifestar temas políticos y otro tipo de lindezas. Además,  arguye que no tenía el conocimiento de lo que se va a hacer y que no se ha contactado con representantes de la Junta Vecinal, siendo esto totalmente incierto y falso, por no decir una palabra más dura, mentira, ya que la Comisión de Guadacanta, a través de su portavoz, Carlos Aguilera ha estado en contacto permanente con la misma y prueba de ello es que hace más de dos meses, se nos facilitó una pancarta de vinilo ya utilizada para otros menesteres para que, del revés, la reutilizáramos para anunciar el espectáculo como telón de fondo en el escenario del Teatro; que hace más de un mes se nos dio días y horas de ensayos en el Teatro; que hace dos semanas se nos dijo que para el adorno y embellecimiento del escenario, se nos facilitarían macetones, por lo tanto, repito, es mentira sus argumentos a su ignorancia sobre el particular.
El jueves día 28, la comisión de Guadacanta, faltaba un miembro, tuvimos una pequeña reunión en la calle, frente a mi domicilio y le expuse mi malestar. Les dije que me dirigiría a usted por carta y que al mismo tiempo la haría extensible a todos los socios de la Asociación de los que tuviera su correo y que la haría pública a través de las redes sociales.
Todavía, a estas horas, sábado, día 30, y la reunión fue el día 26, no he recibido de usted ni de ningún socio, salvo la de Carlos Aguilera, Carmen Molina y Ana Mari Martínez, un gesto al respecto hacia mi persona. Nadie de la Asociación se ha solidarizado conmigo. Todo en esta Asociación es “muy guay” y “progre”, pero a la hora de defender tanto a la Asociación como a algún socio, todo se convierte en “cutre insensible”,  egoísta insensible cegado por el influjo del poder haciendo oposiciones a estómagos agradecidos que están contribuyendo con su actitud, a pisotear sus estatutos, a convertir la Asociación Ágora en una asociación clientelar y servil del poder gobernante en cada momento. De esta forma dejará de ser plural, se convertirá en mera palmera pseudocultural del gobierno local o de aquellos a los que les permita inmiscuirse. De modo que con esta misiva, le comunico a usted y al resto de los socios que se dé por enterada mi renuncia a ser socio de esta Asociación desde este mismo momento, al ser imposible hacerlo con carácter retroactivo.
Cuando con en este grupo humano hicimos esta la Asociación, entré con un pensamiento. Ahora que me salgo voluntariamente, me voy con otro muy distinto.
Para ir terminado y para que usted también lo sepa, le digo que el lunes día 25, ya le había comunicado a mi mujer que no iba a presentar Guadacanta, y así se lo hice saber el mismo martes día 26 a Carlos Aguilera. Pero esta era una decisión tomada personalmente por mí mismo voluntariamente. Lo que ustedes me comunican es una imposición de la Junta Vecinal y en concreto de su Presidenta en funciones, Nieves Mendoza, que usted permite y permitiéndolo lo comparte. Usted me ha vendido creyendo así salvar a la Asociación cuando lo cierto es que con su actuación ha hecho algo mucho peor, condenarla.
Me despido de usted y de todos los socios con lo que le decía que era mi compañera de viaje: “Lo bueno de ser sincero y decir las cosas a la cara, es que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos hipócritas”
Mis padres nunca me mandaron a callar. Franco no pudo hacerlo. Nadie me va a impedir decir lo que siento y pienso aunque haya gente de la calaña del dictador Franco y de su discípulo que al que no le gusta le diga: “por qué no te callas”. Unos se callan y otros respondemos: porque no quiero y porque no me da la gana.
Hasta nunca. No quiero participar con gente y colectivos que se dejan arrebatar la dignidad. Esta es sagrada para mí.


Fdo.: Simón Candón Sánchez

lunes, 18 de mayo de 2015

LA PRINCESA ESTÁ TRISTE ¿Qué tendrá la princesa?



Lo lamentable del caso es que no podemos empezar como en los cuentos “érese una vez que se era…”, porque el cuento que vamos a escribir, no es tal cuento, aunque haya mucho de cuento en algunos de los personajes.

Ocurre que en Andalucía había una persona con aspiraciones de princesa de cuento moderno (de las que en lugar de carroza prefiere un coche de lujo, en lugar de cortejo prefiere un par de buenos escoltas y en lugar de corte real, prefiere una buena legión de asesores). Bueno pues esa “princesa”, nacida muy a su pesar en la plebe de la base rastrojera de un partido político, creyó que le llegaba la ocasión de su vida para coronarse como reina. Sucedió que el reyezuelo (no tenía altura de rey), abandonó el trono para irse a los torneos que se celebraban en la capital de otra nación y le cedió el trono.

La princesa vio que tenía que contar con algunos de los cortesanos que defendían otros estandartes y, como sus lacayos no eran suficientemente numerosos, pidió ayuda a los de los estandartes “rojos”. Pasado algún tiempo, poco tiempo por cierto, pensó que ya la conocían sus súbditos (era el término que le salía cada vez que pensaba en los ciudadanos de su prestado reino) y decidió dejar de contar con la ayuda de los del estandarte “rojo”.

Y convocó un plebiscito entre los habitantes de “su” reino. Pero no contaba con el resultado, o mejor dicho: calculó mal los resultados. Así, en lugar de eliminar a los caballeros que comenzaban sus andanzas, lo que pasó es que estos nuevos cortesanos fueron muy bien acogidos por la plebe; “¡maldita plebe!” pensaba para sus adentros la princesa cuando conoció los resultados del plebiscito.

La princesa se encontraba con una situación inesperada: no tenía el suficiente ejército de fieles cortesanos a su causa y los demás cortesanos no la querían como reina. Es más no la respetaban ni siquiera como princesa. “Grave problema para mi causa” reflexionaba la princesa. Para poder coronarse y sentarse en el trono pensó en reeditar la alianza con otros, pero ahora los del estandarte “rojo” no querían, ni podían y los de los otros estandartes no estaban dispuestos a que la cabeza de la princesa se encasquetara la corona real así, por las buenas, sin pasar por la vicaría.

Y ahora, la princesa se encuentra con que no la dejan entrar en el salón real y que, para poder sentarse en el trono y colocar en su testa la corona de reina, el príncipe azul le exige mucha dote.

Grave problema para la princesa; y lo peor es que su pueblo, los plebeyos, tampoco la aceptan entre sus filas.

Y colorín, colorado… ¡este cuento no se ha acabado!

Nino Granadero

lunes, 4 de mayo de 2015

QUE NOS DEVUELVAN NUESTRA DIGNIDAD



Nos han quitado la dignidad y lo han hecho de forma impune, descarada y con apoyo de muchos sectores, entre otros de parte de la prensa que, en actitud servil, sigue defendiendo la indefendible gestión de estos políticos, a los que les da igual los ciudadanos y tan sólo se cuidan de sus intereses y de los de sus amigos, que son coincidentes.

Y lo peor es que encima no nos respetan. A pesar de que somos nosotros los que los sostenemos; no nos respetan aunque que se mantengan en la cúspide gracias a nuestro esfuerzo y a nuestros sacrificios, los sacrificios que ellos mismos nos imponen para defender los intereses de sus “amos”.

Se ríen de nosotros, se mofan de la ciudadanía, nos toman por tontos, nos mienten una y mil veces con todo el cinismo, tienen el descaro de decirnos qué tenemos que hacer, cómo nos tenemos que apretar el cinturón y por qué es necesario que nos aguantemos con los recortes para que los bancos, sus grandes amigos y señores, repartan beneficios entre los privilegiados de los accionistas de las entidades financieras, en tanto que nosotros, pobres mortales, seguimos “mejorando “ las estadísticas de empleo con contratos de 450 euros al mes por, oficialmente, cuatro horas de trabajo aunque en realidad sean 8, ¡o las que caigan!. Pero eso sí, cobrar, cobrar, se cobran cuatro horas.

Nos recortan en educación, en sanidad, en asistencia a dependientes, en carreteras públicas, en seguridad ciudadana, en atención al público, en personal público que atienda a los ciudadanos…, pero eso sí: ellos, como son los que tienen toda su “dignidad” intacta y además son los que más lo necesitan, siguen disfrutando de sueldos varias veces mileuristas, siguen teniendo pagados los desplazamientos con magnificencia de auténticos privilegiados, tienen coches oficiales de lujo gama con escolta incluida, partidas de varios cientos de miles de euros para “atenciones protocolarias” con sus amiguetes y quedar bien con nuestro dinero, etc.

Estos politicastros roban, se llevan el dinero y no devuelven ni  un céntimo: el último ejemplar de carroñero es el presidente de la Diputación de Valencia, que según noticias de la prensa ha sido “trincado” contando el dinero de un soborno. ¡Vergonzoso!.

Son unos corruptos y lo son porque, además de utilizar lo público para beneficio propio, encubren a los que usan nuestro dinero para fines particulares, para irse de viajes a ver a la novia y de camino tomarse un buen batido de plátano canario, ponerse trajes regalados sin “ningún interés”, aceptar regalos de fiestas de cumpleaños con varios miles de euros de costo, cobrar comisiones por salvar empresas (Eres), presentar facturas falsas para quedarse con dinero destinado a la formación de los trabajadores, cobrar comisiones por recalificar terrenos o adjudicar contratos de recogida de basura por los que se paga el doble del coste real, etc.

Es tan larga la lista de corruptelas y de corruptos, que al ciudadano de a pié le produce vergüenza ajena. Lo último lo del Sr. Rato (un amigo mío dice rato, ratito, ratero aprovechando la sonoridad de la coletilla). Nada menos que un señor que ha sido Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Hacienda, presidente del FMI, arruinador oficial de Bankia y no sé cuantas cosas más por las que ha cobrado generosamente. Pues al parecer ni el Sr. Rajoy, amigo y compañero de asiento durante años con don Rodrigo Rato, ni el Sr. Montoro, ídem de lo mismo, ni el ínclito Ánsar, se habían percatado de nada. ¿Nos toman por tontos?. ¡Eso no se lo creen ni los niños de guardería!.

Que no tienen sentido de la ética es algo que nos ha quedado muy claro desde el principio, ¡pero es que además ya han perdido hasta el sentido de la estética!. El último ejemplo: la entrega de la medalla del trabajo al “trabajador” Rafa Nadal, de quien no ponemos en duda sus méritos deportivos. El cuadro de un Presidente del Gobierno y de una Ministra de Trabajo que se encomienda a los milagros de una virgen para solucionar los problemas del paro, produce sonrojo y ha conseguido lo contrario de lo que pretendían: en tan sólo el minuto que estuvieron en pantalla las imágenes, Rafa Nadal ha pasado de ser admirado por sus gestas deportivas a ser considerado un colaborador, aunque no haya aportado un euro, de la casta más casposa de nuestro país.

No dan explicaciones, se consideran impunes, están en la peana de la “santidad” y los curritos estamos obligados a obedecer, cubrirlos de incienso, adorarlos de rodillas y hacer ayuno y abstinencia por ellos.
Son muchos los ciudadanos que se preguntan hasta cuando aguantaremos a estos individuos indignos, indecentes y despreciables, ellos sí.

Les exigimos que nos devuelvan nuestra honradez y nuestra decencia. Que nos devuelvan nuestra dignidad. Que nos devuelvan nuestro derecho a  ser ciudadanos.

Nino Granadero