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lunes, 4 de mayo de 2015

QUE NOS DEVUELVAN NUESTRA DIGNIDAD



Nos han quitado la dignidad y lo han hecho de forma impune, descarada y con apoyo de muchos sectores, entre otros de parte de la prensa que, en actitud servil, sigue defendiendo la indefendible gestión de estos políticos, a los que les da igual los ciudadanos y tan sólo se cuidan de sus intereses y de los de sus amigos, que son coincidentes.

Y lo peor es que encima no nos respetan. A pesar de que somos nosotros los que los sostenemos; no nos respetan aunque que se mantengan en la cúspide gracias a nuestro esfuerzo y a nuestros sacrificios, los sacrificios que ellos mismos nos imponen para defender los intereses de sus “amos”.

Se ríen de nosotros, se mofan de la ciudadanía, nos toman por tontos, nos mienten una y mil veces con todo el cinismo, tienen el descaro de decirnos qué tenemos que hacer, cómo nos tenemos que apretar el cinturón y por qué es necesario que nos aguantemos con los recortes para que los bancos, sus grandes amigos y señores, repartan beneficios entre los privilegiados de los accionistas de las entidades financieras, en tanto que nosotros, pobres mortales, seguimos “mejorando “ las estadísticas de empleo con contratos de 450 euros al mes por, oficialmente, cuatro horas de trabajo aunque en realidad sean 8, ¡o las que caigan!. Pero eso sí, cobrar, cobrar, se cobran cuatro horas.

Nos recortan en educación, en sanidad, en asistencia a dependientes, en carreteras públicas, en seguridad ciudadana, en atención al público, en personal público que atienda a los ciudadanos…, pero eso sí: ellos, como son los que tienen toda su “dignidad” intacta y además son los que más lo necesitan, siguen disfrutando de sueldos varias veces mileuristas, siguen teniendo pagados los desplazamientos con magnificencia de auténticos privilegiados, tienen coches oficiales de lujo gama con escolta incluida, partidas de varios cientos de miles de euros para “atenciones protocolarias” con sus amiguetes y quedar bien con nuestro dinero, etc.

Estos politicastros roban, se llevan el dinero y no devuelven ni  un céntimo: el último ejemplar de carroñero es el presidente de la Diputación de Valencia, que según noticias de la prensa ha sido “trincado” contando el dinero de un soborno. ¡Vergonzoso!.

Son unos corruptos y lo son porque, además de utilizar lo público para beneficio propio, encubren a los que usan nuestro dinero para fines particulares, para irse de viajes a ver a la novia y de camino tomarse un buen batido de plátano canario, ponerse trajes regalados sin “ningún interés”, aceptar regalos de fiestas de cumpleaños con varios miles de euros de costo, cobrar comisiones por salvar empresas (Eres), presentar facturas falsas para quedarse con dinero destinado a la formación de los trabajadores, cobrar comisiones por recalificar terrenos o adjudicar contratos de recogida de basura por los que se paga el doble del coste real, etc.

Es tan larga la lista de corruptelas y de corruptos, que al ciudadano de a pié le produce vergüenza ajena. Lo último lo del Sr. Rato (un amigo mío dice rato, ratito, ratero aprovechando la sonoridad de la coletilla). Nada menos que un señor que ha sido Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Hacienda, presidente del FMI, arruinador oficial de Bankia y no sé cuantas cosas más por las que ha cobrado generosamente. Pues al parecer ni el Sr. Rajoy, amigo y compañero de asiento durante años con don Rodrigo Rato, ni el Sr. Montoro, ídem de lo mismo, ni el ínclito Ánsar, se habían percatado de nada. ¿Nos toman por tontos?. ¡Eso no se lo creen ni los niños de guardería!.

Que no tienen sentido de la ética es algo que nos ha quedado muy claro desde el principio, ¡pero es que además ya han perdido hasta el sentido de la estética!. El último ejemplo: la entrega de la medalla del trabajo al “trabajador” Rafa Nadal, de quien no ponemos en duda sus méritos deportivos. El cuadro de un Presidente del Gobierno y de una Ministra de Trabajo que se encomienda a los milagros de una virgen para solucionar los problemas del paro, produce sonrojo y ha conseguido lo contrario de lo que pretendían: en tan sólo el minuto que estuvieron en pantalla las imágenes, Rafa Nadal ha pasado de ser admirado por sus gestas deportivas a ser considerado un colaborador, aunque no haya aportado un euro, de la casta más casposa de nuestro país.

No dan explicaciones, se consideran impunes, están en la peana de la “santidad” y los curritos estamos obligados a obedecer, cubrirlos de incienso, adorarlos de rodillas y hacer ayuno y abstinencia por ellos.
Son muchos los ciudadanos que se preguntan hasta cuando aguantaremos a estos individuos indignos, indecentes y despreciables, ellos sí.

Les exigimos que nos devuelvan nuestra honradez y nuestra decencia. Que nos devuelvan nuestra dignidad. Que nos devuelvan nuestro derecho a  ser ciudadanos.

Nino Granadero