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miércoles, 17 de febrero de 2016

YO LOS ACUSO


Los tiempos marcan las estaciones de los años y las legislaturas, los tiempos de los políticos y sus políticas, de modo que dentro de esos periodos a los que me refiero de los políticos y sus políticas, toca hacer balance sobre las mismas y ver como se han comportados en sus compromisos con los ciudadanos en las arengan mitineras y programas con las que se comprometían en lo que iban a hacer los diferente dirigentes de los distintos partidos o formaciones políticas.

Mas de cien días han pasado desde la última convocatoria de las municipales, plazo de cortesía que siempre se da para hacer una valoración sobre el posicionamiento de los gobernantes, bajo las siglas de los partidos o formaciones políticas que han merecidos la confianza de los ciudadanos para llevar adelante un proyecto de Ciudad o Pueblo mejor que la de los contrincantes. Sobrepasado, con creces, este periodo, toca hacerlo. Aclarar, no obstante, que no cabe ni el más tú que yo porque todos sabían a lo que se enfrentaban y con qué herramientas tenían que trabajar de antemano, de modo que ¡sorpresas!, ningunas pueden alegar los elegidos. Lo mismo podría de decir de las elecciones autonómicas, aunque no de las generales, que hace menos, pero todas son coincidentes en el mismo empeño: EL PODER.

Los espectáculos que montan los distintos sujetos de las distintas tribus políticas del sistema y de los antisistema, son esperpénticos. Comparar lo que estamos viviendo los ciudadanos en estos tiempos convulsos de crisis económica y de valores humanos como si de una obra teatral se tratara, sería ensalzar a la clase política a un estado que no le corresponde,  y nada más lejos de la realidad. Partiendo desde la experiencia de lo rural en la que las "puñaladas traperas" consentidas por los máximos responsables dirigentes de partido centenario de cuatro letras, admitiendo a saltimbanquis de recorridos por otros tantos partidos ajenos, cuyo mérito es no haber sido capaz de hacer nada, eso sí, nada más que ser amiga de la máxima dirigente del partido en la provincia, hasta el solo hecho de pelear donde sentarse en el Congreso de los Diputados, dice mucho de lo que están haciendo sufrir estos mentecatos a los ciudadanos de este País y de lo que son capaces de hacer por situarse estos sujetos.

De la situación de desconcierto, de irresponsabilidad, de egoísmos partidarios y personales, de estrategias partidistas, de chulerías, de humillaciones, de yo espero, de yo no voy, de yo no acepto, del todo vale, de desprecio a la ciudadanía, del yo por encima del mismo yo, de rabia, de recelo, de corrupción, de me da igual, de pasotismo, de pobreza, de miseria, de recortes, de sin techos, de desahucios, de los sin nada y de los sin menos, de la vuelta a la beneficencia, de la esclavitud en el trabajo, de los sin trabajo y del desempleo masivo, de las promesas incumplidas y de las desganas, de las mentiras compulsivas y de las medias verdades, de las limosnas y de las desesperaciones, de los suicidios y de las violencias de géneros, del menos es algo que algo es más que nada, de la insidia y del chalaneo, de los intereses inconfesables, de los trepas, yo acuso a estos políticos trileros que no son capaces de ponerse de acuerdo ni en la buena, ni en la mala gobernanza de este País.

Y como siempre, los ciudadanos cumplen con sus deberes y obligaciones, y hablaron cuando tuvieron que hablar, mientras tanto "los trileros" con el cubito y su bolita. Ya en su día, lo dijo el profesor (yo en este caso lo voy a llamar "maestro de"): "las promesas se hacen para no cumplirlas". Yo los acuso.


Simón Candón 18/02/2016