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jueves, 31 de diciembre de 2015

DEL TODO INEXPLICABLE


Los "tijeritas" se han lucido con todo el pueblo español, aunque digan ahora que ha empezado la recuperación, que la creación de empleo se dispara y que España es la que más crece, con diferencia de todas las naciones de Europa. Oyendo todas estas lindezas, se le queda a uno una cara de pánfilo que te cagas, porque no se puede decir más mentiras con tan pocas palabras. ¡Fijaros!, cuando dicen creación de empleo, quieren decir creación de pobreza y miseria, ya que por el precio de uno, tres (Felipe decía que por el precio de uno, dos, pero esto era otra cosa), contrato parciales a una, dos, tres, cuatro horas y trabajo por doce horas con el salario de la indecencia de uno para tres. Suma y sigue en educación, en salud, en dependencia, en..., sin embargo, no todo hay que achacárselo a los "tijeritas", éstos obedecen a intereses ajenos a cualquier Estado y siguen las directrices de los grandes lobby interesados en la gran globalización,  donde se diluye lo particular en la generalidad para quedar impune cualquier sospecha de punidad.

La Democracia es el menos malo de los sistemas políticos, según definición que se le da para justificar este sistema, pero siendo esto así, a ésta se la utiliza para disfrazar las dictaduras esclavizantes solapadas donde imperan los desprecios a los derechos humanos y a cualquier otro derecho reconocido en pos de la humanidad.

Estamos a punto de entrar en un nuevo año. Nos alegramos de su entrada y nos conformamos diciéndonos que dejamos atrás el lastre de un año de desastres lleno de incertidumbres, atentados, guerras interesadas, conflictos de desahucios, cierres de empresas, salarios de miserias y de esclavitud, colas en las oficinas del paro, pobreza, avalanchas humanas huyendo a otros lugares por tierra, mar y aire, campos de concentraciones disfrazados en campos de refugiados, Bancos haciéndose con las pertenencias de los demás desfavorecidos, corruptos a mansalva para soñar que todo lo anterior, desaparecerá con el año entrante.

Aquí, en nuestra España, ha sido un año convulso lleno de convocatorias electorales, donde la clase política se ha esforzado  y esmerado en vender al Pueblo la mejor mentira creíble para continuar, ella, con los mismo privilegios.

Una nueva ola de jóvenes políticos cabreados, cansados del saqueo del Estado, ha surgido para decir al Pueblo que todo lo anterior es viejo, que no vale, que hay que cambiar y que lo que hasta ahora era el predominio de gobierno en la alternancia del bipartidismo, ya no tiene sentido, es caduco, es añejo, no sirve, que a tiempos nuevos, nuevas formas de organizarse, que "el régimen del 78" ha sido una estafa. Nuevos impulsos. Nuevos entusiasmos. Es lo que presenta esta ola al Pueblo.

Quisiera ser optimista, pero desgraciadamente no estoy en esa onda. Soy hijo de la Dictadura franquista. Soy militante activo y partícipe de "el régimen del 78", al que esta nueva ola de jóvenes políticos cabreados tacha de estafa, pero esta ola de jóvenes políticos cabreados, no ha sufrido en sus carnes las consecuencias de una dictadura, ni tampoco las dificultades del tránsito de ésta a una Democracia vigilada. El desprecio que muestra esta ola de jóvenes políticos cabreados a "el régimen del 78", es bochornoso. Es verdad que la globalización ha traído nuevos tiempos y estos tiempos  nuevos hay que encararlos con nuevas formas y otras miras, pero me temo que no tenemos los personajes políticos necesarios con la altura de miras para estos nuevos tiempos.

Bochornoso me resulta que el Pueblo, habiendo estado estos últimos cuatro años sometidos a tan drásticas medidas de "robos" de derechos al Pueblo español, en las elecciones generales del 20D, haya premiado con 7.215.530 votos al Partido Popular y sea la fuerza más votada dentro del espectro de partidos que concurrieron a las elecciones. La palabra masoquista me resulta simplemente suave la que el aplicaría al Pueblo. No acabo de entenderlo por más vueltas que le dé a mis entendederas. Que esa cantidad de votos avales al Partido Popular, el responsable del maltrato a las clases bajas y medias, a las que han igualado en la miseria, haciendo desaparecer a la segunda, es del todo inexplicable.
A pocas horas de inaugurar un nuevo año, las puñaladas políticas traperas caminan a sus anchas. Nadie quiere dejar su asiento. Todos quieren uno. El maremágnum está servido. Los viejos no se quieren ir y los nuevos quieren entrar, mientras tanto, el País está en la incertidumbre.


Simón Candón 31/12/2015