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sábado, 17 de octubre de 2015

LA TIERRA SE HA HECHO OCÉANO


La Tierra se ha hecho Océano. Han desaparecidos los océanos, los mares, los lagos, los ríos y sus afluentes y los arroyos. Ni siquiera ha quedado una acequia o una atajea. Ya todo es Océano. Un solo Océano. Los continentes y las islas que pululaban entre los arroyos, los ríos y sus afluentes, los lagos, los mares y los océanos, se sumergieron en un solo Océano. Se sumergieron. Se sumergieron bajo un Océano. En un único Océano. Ni una pizca de tierra. El follaje de la naturaleza en todo su esplendor de pampas, praderas, bosques, parques  y jardines de los edenes, se escondieron debajo de las aguas. De las aguas del único Océano. Se perdieron los colores. El Arco Iris ya no tiene horizonte, ni pedestales que lo sostenga. Se derrumbaron por falta de sostén. Al Arco Iris, se lo tragó el Océano y sus colores se adentraron para siempre en la profundidades de los edenes perdidos. Los barcos ya no tienen puertos donde atracar. Todas las especies y plantas de la naturaleza que estaban en la tierra, en la antigüedad, se salvaron gracias a que hubo un Noé que cuidó de fabricar una gran barca para introducir en ella a todo lo que había sobre la tierra, una pareja de cada, según nos dicen, para cuando vino el Gran Diluvio, que convirtió, entonces, a la Tierra, en un solo Océano, pudiera flotar con lo conservado para desembarcar, una vez pasado el temporal, a todo lo embarcado. La Tierra se ha hecho Océano, un solo Océano  y en esta ocasión no ha habido ningún Noé previsor sobre lo que habría de ocurrir. Se antojaba que las nuevas tecnologías serían más que suficientes para abortar cualquier indicio de alarma o sabotaje que pudiera suceder. El desprecio y el egoísmo hace que todo suceda. El cambio climático ha triunfado y ha arrasado. Se veía venir. Muchas advertencias. Muchas. Caso omiso. No se pusieron los medios para evitarlo y el deshielo y la subida de la temperatura hicieron el resto. Todo se globalizó en un único Océano. 

Desde que el mundo es mundo, el que conocemos, las peleas entre los humanos han sido las notas dominantes para mostrar el poder de los unos sobre los otros y marcar sus territorios. Las distintas tribus que poblaban la Tierra, cada una de ellas, se aseguraban su entorno como algo propio y bien particular. Conforme fueron creciendo, necesitaron nuevos espacios para su desarrollo, y así nacieron los conflictos y así nacieron las fronteras.

El barullo en el que está inmersa la humanidad en el siglo en el que vivimos, no acaba de romper. Estamos empeñados en la globalización, pero al mismo tiempo queremos mantener la independencia, sin globalizar, como entes únicos, de nuestros pueblos, de nuestras ciudades, de nuestras provincias, de nuestras regiones o comunidades, de nuestros naciones o estados, sin que entren en conflictos entre sí. Y esa globalización necesita espacio, nuevos territorios sin enfrentamientos, con mano tendida y que englobe a toda la humanidad y que toda la humanidad se convierta en una sola tribu donde no quepan las fronteras, donde no se den migraciones por miedos, o que nadie pueda decir lo que dijo el  niño sirio Masalmeh: "Por favor, ayuden a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Solo paren la guerra, nosotros no queremos quedarnos en Europa". Tribus. Guerras. Espacios. Territorios. Globalización. Tierra. Único Océano.

La Tierra se ha hecho un Océano. Las fronteras quedaron bajo las aguas. Explosionó un volcán dentro de ese único Océano y surgió un único Continente donde aparecieron nuevas especies y plantas en todo su esplendor en los jardines de los edenes y el Arco Iris apareció en el horizonte soportado por sus pilares y resplandecieron su colores. Sin embargo, surgieron nuevos mares, nuevos lagos, nuevos ríos y afluentes, nuevos arroyo, nuevas acequias, nuevas atajeas, pero solo se quedo un único continente y un único océano.


Simón Candón 17/10/2015