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martes, 14 de octubre de 2014

AHORA SÍ SON NUESTROS MUERTOS


Siempre pasa lo mismo en este País. Siempre, siempre, siempre. Parece como si fuera congénito. Popularmente se dice que para que se ponga un semáforo, tiene que haber un muerto. Y se cumple. Se ve el peligro, pero se le ignora. No va con nosotros. Se mira para otro lado.  Se advierte que cualquier día va haber una desgracia, pero no se echa cuenta, hasta que llega el día que ocurre y entonces vienen las lamentaciones, las prisas, los parcheos y las preocupaciones aparentes de los responsables de haber evitado que se produjera esa desgracia si se hubiera prevenido y puestos los medios adecuados para que eso no sucediera.

Los vecinos, el pueblo avisa, advierte y las autoridades responsables no les hacen caso, pasan e ignoran.

Miles de muertos. Miles. Miles y nadie nos hemos querido enterar de esos miles de muertos. No son de aquí. No nos tocan. Son del tercer mundo. Que se mueran. Qué más da. Que se mueran. No son de aquí. Son de allá. De África. Del continente de los experimento. De la negrura, de la esclavitud, de la riqueza natural y del expolio. De la enfermedad y de los virus de la muerte. Nos coge lejos. La ignoramos. África. Es África. África la desvalida donde puede ocurrir cualquier cosa porque es tercer mundo. Campar los virus de la muerte a sus anchas y con plena libertad sin que se les pongan coto a su presencia. Es tercer mundo. Qué importan sus muertos. Qué importan. No son nuestros muertos. No lo son.  Sida, Ébola…  ¿Cuántos más quedan por venir? ¿Cuántos por padecer? ¿Cuántos? ¿Cuántos?

Esta globalización interesada para hacer más rico al rico y más pobre al pobre, tiraniza, desprecia y esclaviza a la humanidad, teniendo como objetivo principal los resultados productivos de beneficios y las riquezas dinerarias. Los muertos son de otros. No importan.

Las cruzada, las guerras santas, las tratas esclavas parecen que son de ayer y están más presentes que nunca. Las guerras mundiales parecen que terminaron con la segunda y sin embargo estamos inmersos en la tercera sin que nos demos cuenta de la destrucción masiva a la que estamos sometidos por los grandes lobbies. A estos les importan los resultados de beneficios dinerarios y de poder. Lo demás, les traen sin cuidado como impersonales que son.

Ha bastado que la irresponsabilidad de un gobierno del “primer mundo” (España) cometa el “error” que nunca debería haber cometido para que se monte la “marimorena” y empiece a preocupar ese virus letal llamado ébola.  Ahora sí nos toca. Ahora nos ponemos nerviosos. Ahora sí nos preocupa. Ahora sí son nuestros muertos.  Ahora sí. Ahora sí.

Y vienen las justificaciones de por qué ha sucedido ese “error”. La prensa se llena de titulares; las noticias televisivas informan del desastre y  como consecuencias se crea alarma social, con lo que los políticos de turnos salen a la palestra justificando lo injustificable, responsabilizando y culpando a los contagiados y a los muertos de todo lo que acontece, de pena,  sin que se les caiga la cara de vergüenza, a los políticos, ni se ruboricen en su irresponsabilidad más absoluta.

Pero, ¡claro!, que podemos esperar de un gobierno que entró a gobernar mediante la mentira.

Ahora sí son nuestros muertos y el daño colateral repercutirá favorablemente en ese continente negro desvalido, explotado, expoliado y dejado a su suerte con este virus de la muerte. Algo bueno le tiene que pasar a África tan solo por el egoísmo propio del primer mundo.


Simón Candón 10/10/2014