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miércoles, 11 de diciembre de 2013

LOS NUEVOS NAZIS


La capacidad de asombro no tiene límites en la condición humana. Ni tampoco la cantidad de cinismo ni de desvergüenza.

Cuando se ve cómo se realizan contratos como los que últimamente se están suscribiendo en Alemania a los emigrantes, no a todos es cierto, pero sí a un número bastante significativo entre los que al parecer hay muchos espoñoles/as, no encontramos razones que sustenten estos comportamientos. Bueno nos referimos a razones, no a fundamentos legales. Lo que ocurre es que nos viene a la mente el aforismo de que “una cosa es la legalidad y otra la justicia”.

No tienen otro calificativo sino el de contratos esclavistas cuando se hacen en un idioma no conocido suficientemente por el contratado, en unas condiciones laborales que para nada se ajustan a la cualificación profesional del trabajador y usando el truco del contrato de aprendizaje, particularmente ajustado a la legislación alemana que para nada es parecido en este punto a la española.

Si todo esto lo aderezamos con la permisividad del gobierno español y la desvergüenza del gobierno alemán, tendremos como resultado que los empresarios alemanes, en este caso, van a legalizar la explotación mas descarada de los últimos 100 años, con el beneplácito y la tolerancia cómplice de los gobiernos mencionados. Y en este caso también cabe algo de responsabilidad, en menor grado evidentemente, de la oposición, de toda la oposición de nuestro país. No se entiende cómo no se le pide explicaciones, cuando menos, al gobierno y se le obliga a tomar medidas ante el atropello de estos contratos que atentan contra la dignidad de cualquier trabajador.

Nos gustaría que alguien nos dé alguna explicación de para qué sirve un Parlamento Europeo, aparte claro está de para que sus señorías lean el periódico, jueguen con la tablet y cobren sus correspondiente dietas y sueldos. Si un Parlamento como el de Bruselas no es capaz de hacer que Alemania respete los más elementales derechos de los trabajadores, ¿para que votamos a sus señorías?. Se puede entender la fortaleza de una nación como la germana, pero eso no es óbice para semejante abuso. ¿Es que no hay una normativa, ni siquiera una Directiva de la U.E. que regule unos mínimos de los contratos de trabajo? ¿Tan poco preocupa a nuestros sesudos parlamentarios europeos la dignidad de los trabajadores emigrantes?. El arco del Parlamento de Bruselas recoge todas las opciones política habidas y por haber en nuestro continente. ¿Tan insensibles son estos representantes nuestros?. ¡No podemos creerlo!

El caso real de una chica diplomada en enfermería con contrato de auxiliar y obligada a hacer trabajos de inferior categoría, es un fraude que chorrea sangre, sudor, suero fisiológico y todo lo que pueda destilar cualquier herida. ¡De auténtica vergüenza!. Que alguien explique cómo una chica con formación universitaria, cualificada y con experiencia laboral ha sido maltratada, no cabe otra palabra, por unos empresarios sin escrúpulos. Y asómbrese amigo lector, en Alemania la categoría de enfermera está avalada por un módulo, sí, el equivalente a los módulos nuestros de FP. ¡Para que luego presuman los germanos de preparación técnica!. Bueno pues encima le dicen los patronos alemanes a la enfermera española que “en Alemania se trabaja, no como en España”. El comentario deja al descubierto algo que muchos ya sospechábamos: el nazismo es algo genético en la raza aria. Porque cada vez más, la situación se asemeja a los acontecimientos que dieron lugar al III Reich.  

Pensamos que ya está bien de bajarse loa pantalones ante la Sra. Mérkel y sus adjuntos, ya está bien de que campen a sus  anchas estos neonazis, ese es su comportamiento, porque además lo único que está haciendo Alemania es aprovecharse de la Unión Europea para conseguir más dinero en subvenciones que lo que aporta al presupuesto común. No hay que olvidar que el 60% del presupuesto de la U.E. está financiado con la recaudación del IVA, y ¿sabe Vd. dónde se paga el mayor IVA con diferencia?, pues sí, esa es la respuesta: En España, Portugal, Italia y Grecia. No olvidemos que Alemania es la tercera receptora de fondos comunitarios para la agricultura y la segunda en fondos FEDER. El afán expansionista, impulsado por el gobierno alemán, no tiene más que un objetivo: ampliar el mercado para sus exportaciones.

Por cierto que el espectáculo de Don Mariano Rajoy imponiendo una condecoración española al ministro alemán hace tan solo dos días no tiene nada más que una lectura. Un amigo dijo al día siguiente que era “un espectáculo vergonzoso, una actitud servilista de auténtico lameculos”. No nos molestamos en comentar el tema, se comenta por si sólo.

Un ruego al Sr. Rajoy, si no es capaz de defender a sus ciudadanos de las agresiones laborales y sociales que están sufriendo en el cortijo de la Sra. Mérkel, que nos haga un favor al resto de los españoles que todavía seguimos teniendo dignidad: Don Mariano váyase a su casa.


Nino Granadero