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sábado, 8 de febrero de 2014


LAS DOS VARAS

Recurrir a las dos varas de medir es algo socorrido en muchos casos. En este que nos ocupa desde luego no lo es sino que, al contrario de lo que se pudiera pensar, es la lógica de los hechos la que hace llegar a ese punto.

Y viene a colación el tema cuando el preclaro Floriano, nada menos que vicesecretario del PP, pone en tela de juicio la sentencia sobre el escrache sufrido por la Vicepresidente del Gobierno doña Soraya Sáez de Santamaría (por cierto un tanto apagadilla en los últimos meses). "Sencillamente no entiendo por qué tiene que estar legitimado que te puedan rodear tu casa, que te puedan insultar o amenazar, por qué está legitimado que yendo por la calle te rodeen y te griten, que se ejerza esa violencia verbal que algunos dicen que no es, pero cuando a uno le insultan no sé como llamar a eso". Ha sido uno de sus comentarios a raíz de la sentencia.

Flaca la memoria de don Carlos. A otros líderes de su partido cuando eran otros los que gobernaban, les parecía muy bien que los ciudadanos se expresaran con total libertad. Para muestra un botón: en la celebración del día de las Fuerzas Armadas Españolas, siendo Presidente nuestro “amado” Rodríguez Zapatero, fue abucheado por una parte significativa del público asistente al acto. El comentario de doña Esperanza Aguirre, entonces miembro de la dirección conservadora y Presidente de la Comunidad de Madrid, dijo que era un derecho que tenían los ciudadanos y que para eso estábamos en democracia. Para ella que una persona, nos guste más o menos, que representa al conjunto de la ciudadanía no tiene, no tenía en aquellos momentos, que ser respetado en un acto institucional, es decir actuando como Presidente de la Nación. Esas palabras no fueron desautorizadas, ni tan siquiera matizadas, por nadie de la cúpula del PP.

Ahora, cuando las cañas se tornan lanzas, el ínclito Floriano se enfada y arremete contra lo que estima el juez que es un derecho ciudadano de manifestación y uso de la vía pública. “El único elemento de observancia inexcusable del derecho de manifestación en la vía pública es que la misma sea pacífica” (Se dice por el Tribunal). Lo que ocurre es que la parte ancha del embudo para el dirigente popular sólo vale para él y sus correligionarios. Da la impresión de que todavía resuena en su mente el exabrupto del fundador popular, ya desaparecido, don Manuel Fraga Iribarne “La calle es mía”. ¡Pues eso!.

Parece que les molesta que la gente, los ciudadanos que tienen sus derechos aunque les pese a muchos gobernantes, protesten y se sientan defraudados por el tancredismo de don Mariano y sus secuaces.

Me viene  a la mente la imagen de la primera vez que vi al Sr. Zoido, alcalde de Sevilla. Estaba rodeado de su particular corte y mirando a todos lados, cual diminuto pavo real necesitado de adulación. Lo único que hacía era comprobar que la gente lo miraba para elevar su autoestima. Eso mismo es lo que hace don Mariano mirar a todos lados y no tomar decisión ninguna. Y cuando la toma lo hace mal y tarde, o sea que mejor que se quede inmóvil.

Aquí nuestros mandamases obedecen las órdenes de la Sra. Mérkel y sus apóstoles. ¿Qué hay que poner contra las cuerdas todo bicho viviente?, ningún problema: ¡apretar las tuercas a todo lo que se mueva y listo!. ¿Qué ahora la Sra. Mérkel decide hacer lo contrario en su país?, ¡ni se comenta!. Y el argumento tan manido como falso de que Alemania es la que mantiene la Unión Europea no vale. Ese argumento es una mentira total y absoluta, y lo decimos sin rodeos. Los presupuestos de la U.E. se nutren en el 60% de su montante, con la recaudación del IVA y nosotros, junto a otros países entre los que no están ni Alemania ni Francia, somos los que tenemos el IVA más alto. O sea que en España es en uno de los países donde más se recauda. ¿Se entiende?. Pues nuestros gobernantes, no hago distingos, tienen la cobarde actitud de no denunciar esto.

Por el contrario don Mariano da una nueva muestra de su talante democrático ordenando callar al líder de la oposición (que por cierto no goza de nuestras simpatías). No se acostumbra don Mariano a vivir en democracia: ordena callar y obedecer. No entiende que alguien pueda contestarle y llevarle la contraria sino que “reconozca que las cosas se están haciendo bien”. Pues eso que usted está haciendo bien las cosas, don Mariano, dígaselo al millón largo de nuevos parados de los últimos dos años.

¡Claro que de seguir así, va a tener la culpa de todo Viriato!. 

Nino Granadero