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jueves, 13 de febrero de 2014

¿ES LA JUSTICIA APOLÍTICA?

 

Cuando aparecen estas noticias en los medios de comunicación, Diario 16 del 12 de Febrero de 2014: “España Caso Gürtel: la Audiencia Nacional rechaza que las escuchas de Garzón contaminaran la causa y desestima su nulidad”, somos muchos los españolitos de a pié a los que nos surgen dudas, más que razonables, sobre la imparcialidad de la justicia.

 

Muchos de nosotros, cuando vemos que se expulsa a un juez de la carrera judicial por unos hechos que ahora, al cabo del tiempo, la misma justicia, en este caso la Audiencia Nacional, considera ajustados a derecho, es decir, que las escuchas fueron legales, nos hacemos la pregunta de si no estará demasiado politizada la Justicia en España. Es más pensamos que no debería estar NADA politizada.

 

Ya va siendo hora de que la carrera judicial se ajuste a los mismos parámetros de la carrera profesional del resto de los funcionarios. Es decir, oposiciones para ingresar y concurso de méritos para ir accediendo a los distintos destinos. ¡Y punto pelota!. Esa es la única forma de mantener la imparcialidad y la no politización de la justicia.

 

Los jueces acceden a la carrera judicial, es decir al empleo de jueces, por oposiciones. El problema se plantea cuando a determinados destinos se accede, o se puede acceder, por designación de órganos que nada tienen que ver con la justicia, o al menos no deberían tener nada que ver. Viceversa: Congreso, Gobierno, etc. Si los jueces accedieran a sus distintos destinos, UNICA Y EXCLUSIVAMENTE, a través de un concurso de méritos otro gallo cantaría. En ese caso dejarían de tener que agradecer a nadie el puesto que ocupan. Y no es que dudemos de la honradez de los jueces, lo que dudamos es de la rectitud del procedimiento.

 

El Juez Garzón, del que en varias ocasiones hemos dicho que no es precisamente santo de nuestra devoción, fue expulsado de la carrera judicial por las escuchas ilegales en el caso Gürtel. Se probó, eso dijeron los tribunales de justicia, que había prevaricado. Ahora la Audiencia Nacional dice que las escuchas fueron legales. ¿En qué quedamos?.

 

En buena lógica a Baltasar Garzón le cabría la posibilidad de pedir su reingreso en la carrera judicial. No pensamos que lo vaya a hacer y tampoco se lo aconsejamos porque es posible que tenga algún que otro “enemigo” con la caña preparada si vuelve a colocarse la toga de magistrado.

 

En el supuesto de que pidiera el reingreso, ¿quién pagaría los salarios desde el momento que fue despeñado hasta su reincorporación? Ya, ya sabemos que es el Estado el que paga los platos rotos. Si tuvieran que ser los jueces que lo condenaron los que tuvieran que abonar las nóminas atrasadas de su bolsillo, estamos seguros que, para las sentencias futuras, sería tenida en cuenta la medida.

 

Si los jueces tuvieran responsabilidad civil, además de la penal, se pensarían en adoptar lo que a todas luces ha sido una sentencia politizada. Y estamos en nuestro derecho a criticar, como hicimos en su día, la resolución de un tribunal. Otra cuestión es que estemos obligados a acatar las sentencias, que no nos queda otra. Porque lo que no queremos pensar es que la corrupción ha llegado también a los tribunales; eso sería lo último, el final del Estado de Derecho.


 

Nino Granadero