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jueves, 14 de noviembre de 2013

SALVA-PATRIAS Y MANIPULADORES


Leo con indignación el artículo “Menos pancartas y más transferencias” de Antonio Saldaña, secretario general provincial del PP-A, que publica el diario VIVA JEREZ en el día de hoy. Comenzando por el final del mismo, después de  muchos etc.,  y con punto y seguido dice: “Por eso, sencillamente por eso, si de verdad quiere ayudar a Jerez, los jerezanos les pedimos: menos pancartas y más transferencias del dinero que les corresponde a todos los jerezanos”.

Y va el hombre y se queda tan pancho en su arenga al PSOE, a IU, a la Junta de Andalucía y a “la “inestimable” colaboración de sus satélites asociados”. Agustito que se ha quedado. Sí señor.

Aquí todos tenemos el paso cambiado, menos el gobierno central y el gobierno municipal de Jerez. Todos tenemos que decir: te alabamos, señor. ¡Esto es fuerte. Muy fuerte!

Antonio Saldaña se arroga indebidamente la representación de todos los jerezanos al decir que: “los jerezanos les pedimos…”.  No, mire usted, no. Usted representa, en este caso, a la formación política de la que ostenta el cargo arriba mencionado. Nada más. No quiera confundir, como es su costumbre.  Querrá decir que usted en nombre de su formación pide que…  En lo que sí estoy de acuerdo con este señor y con cualquier otro que lo diga es con lo de las transferencias, sin duda alguna. Faltaba más.

No voy a ser yo quien diga en nombre de la gente, de la sociedad, en definitiva, del pueblo, que está cansado, harto, asqueado de salva-patrias. No lo voy a hacer. No represento a nadie, sino solo a mí mismo y sí digo que estoy cansado, harto y asqueado de salva-patrias y manipuladores.

Al Gobierno de España, que es el Gobierno de la Mentira, igual que el de Jerez,  quien los desprestigia son sus componentes y sus adláteres. Nadie más. Las pancartas, las manifestaciones y las campañas a las que alude el Sr. Saldaña, no es gusto de nadie ni de feria alguna.  Los ciudadanos no las portean, ni van a ellas, ni las hacen para pasar el tiempo y distraerse “un ratito”. Esta ley de la reforma de la administración local emprendida por el Gobierno de España, rompe y demuele los cimientos y los pilares en donde se fundamenta la Democracia. Ya sé que al Sr. Saldaña le gusta la gente mansa y de corazón contrito. Ya lo sé.

Sr, Saldaña, no manipule, no confunda usted. No es verdad que esta reforma de Ley diga solo “tres cosas sencillas”, que tampoco es como usted las expresa, dice más cosas y muy graves, aleja al ciudadano de sus representantes y abre una brecha entre ambos, provocando el desamparo del ciudadano.

Sr. Saldaña,  si esta reforma de Ley entra en vigor,  “No solo no podremos tener capacidad de incidencia en la vida más cercana sino que cada vez más las decisiones serán tomadas fuera de nuestro ámbito cercano”.

Esta es la autentica verdad. Este es el sentido de esta Ley. Alejar al ciudadano de la participación más cercana como es su Municipio, poniéndole trabas para que resuelvan sus problemas sus representantes más directos, como son sus concejales y alcaldes, dándole el Estado el poder a las Diputaciones provinciales, órganos obsoletos,  Cabildos, Consejos insulares o entidades locales en la Administración de la vida diaria de los ciudadanos.

Por otro lado, Sr. Saldaña, dice usted “que los servicios sean prestados por la administración que pueda hacerlo…”. No. Mire usted. Los servicios los tienen que prestar quienes tienen la obligación constitucional de prestarlo y que el Pueblo ha elegido para que así sea. Lo que pasa es que los corruptos y maleantes quieren alterar, en nombre del control financiero, la fiscalidad y la intervención, todo aquello que pueda interponerse en su camino, a costa de lo que sea para cometer sus fechorías. Y así nos va.

Manda narices, por no decir aquello que dijo el Sr. Trillo en su día, por cierto, compañero suyo de partido, que diga usted lo de “panderetas”, cuando, precisamente, su gobierno, el de Jerez, del que usted forma parte relevante, esté endeudado hasta las cejas con la Pedanías, no cumpla con los compromisos de pagos con éstas, las ningunee y les niegue el pan y la sal, abocándolas a que actúen en precario y no tengan para sus necesidades más perentorias. ¿Vamos a ser coherentes y serios? Hay que exigir, pero hay que dar ejemplo y cumplir con los compromisos contraídos. Norma de educación: antes de entrar, dejen salir.

Sr. Saldaña, no sé si cuando usted se levanta por la mañana de la cama y se mira en el espejo, ve a un señor con una pelotita roja en la nariz, por lo que usted dice de “montar el circo”, o a un muñeco de palo con nariz enorme, como el del cuento, por de “manda narices”. Sea como fuere, mírese bien y saque conclusiones. 

No quiero entrar en otros detalles de su “artículo” para no extenderme en detalles de la reforma de la Ley, que por cierto se titula: “LEY DE RACIONALIZACIÓN Y SOSTENIBILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA” título  “sencillo y de fácil entendimiento”.

Tampoco quiero terminar sin dejar de decir que esta Ley, precisamente, lo que sí pretende es el desmantelamiento de los Ayuntamientos menores a 20.000 habitantes y lo pone de manifiesto porque hasta este tope de habitantes, los Ayuntamientos están con la espada de Damocles encima ya que cualquier movimiento en falso, sus competencias pasan a ejercitarlas las Diputaciones Provinciales y por tantos, sus vecinos quedan a merced en la distancia de las resoluciones de sus problemas, lo que conlleva esto consigo. La Democracia directa se rompe y pasan a ser dirigidos por gestores técnicos alejados de la elección directa de los vecinos. No olvidemos que los electores, los ciudadanos, no elegimos directamente a los cargos electos ni a los partidos políticos que conforman las Diputaciones, sino que es el sistema establecido quien los elige y a los que los ciudadanos tienen más dificultad en el acceso a ellos. Con este desmantelamiento de Ayuntamientos, esta Ley, no solamente aniquila la Democracia directa, sino que el Estado Español pasa a ser un desierto de pueblos al convertirse en un Estado de grandes Ciudades y Diputaciones provinciales, lo que dejaría sin sentido el actual sistema de elecciones municipales, ya de por sí, injusta.

El control financiero de los Ayuntamientos ha cegado a este gobierno y no ha mirado donde tiene que mirar. El problema del endeudamiento municipal no está precisamente en los Ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes. No es verdad que la deuda municipal la generen los Ayuntamiento menores de 20.000 habitantes. La deuda de estos es mínima comparada con la de los Ayuntamiento mayores a estos habitantes. Tenemos el ejemplo de Madrid, con una deuda superior a los siete mil millones de euros, por poner un Ayuntamiento macro, o el de Jerez de la Frontera, con una deuda superior a los mil millones, por poner otro, de menos habitantes que el anterior, pero superior a los veinte mil. Por lo tanto, no es el problema de la deuda municipal los Ayuntamientos menores de 20.000 habitantes. El problema es otro. Es el acaparamiento del poder de unos pocos en detrimento de los muchos.
La potenciación del sector privado se pone de manifiesto con el desmantelamiento de los ayuntamientos, ya que al pasar las competencias a las Diputaciones provinciales y al carecer éstas de las estructuras necesarias para poder atender las necesidades de los gobernados, no tienen más remedio que echar mano de las privatizaciones de los servicios.

El Partido Popular (PP) se ha cegado tanto en esta Ley con los ayuntamientos y su control desmedido hasta su intervención y anulación, si es preciso, que se ha olvidado (no quiero pensar que a sabiendas) del control de las Diputaciones provinciales, Cabildos, Consejos insulares o entidades locales en la Administración, porque si estas últimas no cumplieran con sus cometidos y se endeudaran por encima de lo establecido ¿quién las intervendrían? ¿Quién las fiscalizas?

Las leyes que nacen desde la soberbia, la prepotencia y de los intereses de unos pocos, llevan implícitas las insolidaridades y las injusticias, y esto es lo que le pasa a esta Ley. Esta ley rompe la democracia directa y aleja al ciudadano de sus representados en las tareas diarias y en la resolución de los  problemas que verdaderamente les aquejan.

Sr. Saldaña, si el actual  Gobierno de España no se desprestigiara así mismo, igual que el de Jerez, posiblemente no habrían manifestaciones, pancartas, panderetas, circos ni narices.


Simón Candón 14/11/2013