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martes, 30 de agosto de 2011

DE VERGÜENZA


¡De auténtica vergüenza!. Que nos esté manipulando esta caterva de delincuentes legalizados en forma de Agencias de Calificación, “manda güevos” como diría el susodicho que ahora está calladito.

Pero lo más grave, es el consentimiento de la clase política dominante en este país. El acuerdo para la reforma constitucional, firmado y presentado en el registro del Congreso de los Diputados, por PSOE y PP pisotea la tan cacareada, y recogida en nuestra Constitución, autonomía municipal. Ignora los deseos de los ciudadanos que eligen a sus representantes más cercanos para que velen y defiendan sus derechos, para que empleen el dinero de sus impuestos en limpiar las calles, en mantener en condiciones sus escuelas, en recoger la basura, en tener una policía municipal que vele por su seguridad, etc. En cambio se toman el máximo interés en defender el bolsillo de los especuladores provocadores de la “crisis”, representados por su vocera: la Sra. Merkel, a la que obedecen tanto el Sr. Zapatero como el Sr. Rajoy. (Por cierto, que dice el Sr. Rubalcaba que él lo haría de otra forma; pues a tiempo está, hágalo Vd. que tiene amigos en el Gobierno, que es diputado y que ha sido vicepresidente del Gobierno hasta hace dos días).

Es algo realmente de vergüenza que en un país democrático manden los extranjeros, depositarios de los dineros ajenos y maestros del chanchullo, la mentira y la manipulación económica y política, y no sus propios ciudadanos. Es vergonzoso que nuestro gobierno, y la oposición aspirante a gobernar, permitan que esta gentuza, no merecen otro calificativo, sean los que manden de verdad en nuestra economía. Y encima nos obligan, a reformar nuestra Constitución, es decir, nuestra carta magna de derechos y deberes. Lo dicho: de vergüenza. Es lo que vulgarmente se conoce como bajada de pantalones.

Porque lo más grave del caso no es la reforma o no de la Constitución, eso, a fin de cuentas tiene sus cauces, su regulación y sus motivaciones. Lo grave, lo realmente grave, es que este gobierno, un gobierno supuestamente de izquierdas, es decir teóricamente progresista, que debería defender los intereses de las clases populares, de los trabajadores y de los pequeños empresarios, este gobierno, nos deja vendidos a la voluntad de los que tienen como objetivo el enriquecimiento desmedido y la usura de hecho (con cobertura legal). Este Gobierno está dispuesto a echar el resto: reformar la Constitución que tanto esfuerzo y tanta lucha costó conseguir al pueblo español. Y lo peor es que es única y exclusivamente para que se lucren a nuestra costa esta caterva de aves de rapiña en forma de “mercado”. Sin embargo no ha podido, porque no es conveniente para “la estabilidad del sistema financiero”, establecer el suelo de las hipotecas, ni blindar los contratos de trabajo, ni defender la idoneidad de nuestro sistema de pensiones, ni … mejor no seguimos.

La Constitución puede y debe ser tocada y modificada por razones de peso, pero nunca para autorizar y legalizar el robo a manos de especuladores extranjeros, a manos de la gran banca internacional. Y menos aún para que nos modifiquen la calificación ese producto sucedáneo y descafeinado del capitalismo salvaje: las agencias de calificación. Por eso, el calificativo de la reforma no es otro: ¡de vergüenza!.

Los artículos 140 y 142 de la Constitución Española “… garantizan la autonomía de los municipios” y “las Haciendas locales deberán disponer de los medios suficientes para el desempeño de las funciones que la ley atribuye a las Corporaciones…”. El Art. 147 de la C.E. establece igualmente, entre otros temas, los contenidos de los Estatutos de Autonomía. Incluso el Art. 147.3 de la C.E. establece la reforma de los propios estatutos.

Este gobierno y la oposición, obedeciendo las órdenes de “los mercados”, pisotean los derechos y las voluntades de los ciudadanos encorsetando las expectativas de los Ayuntamientos y la mejora de oferta social para sus ciudadanos.

A partir de esta reforma de nuestra Constitución, los especuladores podrán clavar sus garras en nuestras posibilidades de mejora, para llenar sus faltriqueras con nuestro dinero. De eso es de lo que se trata.


Nino Granadero