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lunes, 22 de marzo de 2010

VER PARA CREER



Andalucía está de moda para el PSOE o más bien está de conveniencia para el PSOE. En estas últimas semanas el PSOE es el partido más “andalucista” de todos los partidos, incluso se rasga las vestiduras y casi deja de ser “partido nacional” y centralista por antonomasia para pasar a ser, según el PSOE, el partido de los andaluces. ¡Claro! Y tiene su lógica de presentarse como se presenta, porque desde que en Andalucía se instauró la “partidemocracia”, desde entonces hasta la fecha ha sido quien la ha gobernado. Tampoco se le cae la cara de vergüenza arrogándose y queriéndose apropiar del andalucismo. Cuando sabe que su credibilidad anda por los suelos. Cuando su Secretario General y actual Presidente del Gobierno de España es cada vez más cuestionado por la sociedad española y ve en peligro, a unos años vista, su continuidad en el ejercicio actual, se viene para Andalucía, se viste de flamenco y empieza a “jaranearse” y travistiéndose sin pudor alguno. De este modo empieza la “fiesta” por todos los “palos” del cante y se convierte en un festival. Y canta el andalucismo como nadie porque siempre ha sido andaluz. ¡Qué arte! Y tiene “grasia” y se trae a su cuadro flamenco a actuar en el incomparable escenario de los Reales Alcázares de Sevilla y desde allí montan el “tablao” atreviéndose con “tó”. Artista de pura cepa. Que sí… Ea, Ya está. Cuatro palmas. Dos cantes. Un “zapate(r)o"y a la remanguillé que te quiero ver. Y cantó unas “milongas” de la “deuda histórica” que como él nadie las ha cantado, que para nosotros, los no “flamenco” nos ha sonado a cantes de ida y vuelta, también se atrevió por “alegrías y por “martinetes” dando por aquí y por allí, y venga millones y millones y millones y eso sí, todo muy discretito. No hubo banderolas que lo anunciara por el centro de Sevilla, no fueran a tratarlo como cateto prepotente, tampoco hubo entrevistas en radio y Canal Sur Televisión no fue a su encuentro para dar la noticia sobre tan “magno espectáculo”. Todo muy comedido y discreto, sin alarde ni pronunciamientos que distorsionara la realidad. La rosa se ha impregnado tanto y tanto del verde, blanco y verde que ha dejado de tener su color natural. Ver para creer.

Simón Candón 22/03/2010