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lunes, 15 de febrero de 2010

¿QUÉ TIENE QUE OCURRIR PARA QUE GRITEMOS?

¿Cómo estamos los ciudadanos andaluces, madrileños, vascos, extremeños, catalanes, navarros, manchegos, asturianos, ceutíes, valencianos, melillenses, cántabros, murcianos, españoles todos, como estamos? Sin ilusiones. Perdidos. Aborregaos. Nos da igual de todo. Abatidos por la ruina de los valores. Apáticos. Sin ganitas de nada, nada y como la misma “COSA”. Ya nos hemos acostumbrado a este sistema de vida. No pasa nada. Estamos como estamos. Qué más da. La desolación campea por todos los pueblos y ciudades. Los ciudadanos de España estamos tristes con el curriculum acuesta sin saber donde entregarlo. Solo hay uno entre todos nosotros que está exultante, alegre, optimista, vamos, que se sale, junto a un grupo que dice que se sientan en un banco azul donde acuerdan mandar mensajes de risas y carcajadas (jajajajajajajajaja) a la pléyade y que lo anima un coro de no se cuantos asesores (perdida tenemos la cuenta de cuantos) para demostrar que todos los demás ciudadanos estamos como estamos porque queremos. Lo demostró en Davos, exultante, y el mismo, oró en el día de acción de gracias y leyó un pasaje de la Biblia en la lengua de Cervantes, que es la nuestra, en América, reivindicando el pago a los trabajadores, haciendo un gran esfuerzo en esto de orar y encomendar puesto que él no cree en estas cosas. Ya, tiempos atrás, fue ecologista y profeta anunciando la inminencia de eso de los brotes verdes.

Y es verdad que la flauta que toca este optimista tiene una música que nos tiene a toda la ciudadanía embaucada y adormecida en un letargo estremecedor.

Todos los de la obediencia debida tienen la misma conversación: si…, vale…, ya…, es lo mismo…, estamos en la ruina…, pero nos lleva por buen camino…, que le vamos a hacer…, confiamos en el líder…, es buen dirigente…, más que brotes verdes, tendremos prados…, tenemos que estar como una piña…, hay conspiración…, ¡cuidado! Que viene la derecha…

Y los díscolos mantienen y dicen que: este tío se ha cargado el país…, ahora dice una cosa y al rato, otra…, nos hundimos…, estamos al borde de…, ¡claro! Si no protestamos…, indecisiones…, de donde cojones habrá salido este iluminado…, cuando va a dimitir.., este tío es un cara…, qué derecha ni niño muerto…, de qué verdazzz habla…, es el exterminador precisamente de la clase que dice defender, la obrera, que ha pasado de llamarse de este modo a clase “limosnera” de los cuatrocientos veinte euros…, es un sinvergüenza…

Pasa que la música que sale de la flauta del optimista son notas de euros que alucinan al público con una sinfonía de millones depositados en los palcos preferentes dejando en la grada los céntimos de la miseria y ahí, en ese sitio, en la grada, donde se sientan las viudas, los pensionistas, los parados y todos aquellos miliuristas, ahí, es donde se necesita que se oiga la voz secuestrada por los señores de los palcos preferentes y que grite con fuerza desgarrada para romper el silencio de los lobos, dejando solos a los cabestros sindicales bien comidos y bien bebidos que se han echados a rumiar los pastos de las grandes “haciendas”.

¿Cómo estamos?: Sin ilusiones. Perdidos. Aborregaos. Nos da igual de todo. Abatidos por la ruina de los valores. Apáticos. Sin ganitas de nada, nada y como la misma “COSA”. Ya nos hemos acostumbrado a este sistema de vida. No pasa nada. Estamos como estamos. Qué más da. Cinco millones de parados no es nada.
simón candón 16/02/10