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martes, 26 de junio de 2018

VACIO A LA IZQUIERDA



Tal vez en una sociedad lo más grave no sea que la corrupción se generalice, que se justifique y hasta que se vea "normal" por grandes capas de la población. Lo más grave sin duda es que se pierda el norte, que desaparezcan las ideas y que los valores morales no sólo se olviden, sino que dejen de existir. Eso es lo que nos está pasando. Y cuando ésto ocurre es que estamos en franca decandencia, en bajada hacia los abismos de la nada.

No piense nadie que el derrotismo nos invade, es sencillamente que, como decía Arquímides, "dadme un punto de apoyo y moveré el mundo". Pues eso: el punto de apoyo se está desmoronando tanto que estamos a un paso de que el mundo se quede quieto, varado en el vacío de la nada universal, de tal forma que no podamos moverlo. Y eso, sí es grave, muy grave.

Desde que el mundo es mundo todo se ha movido gracias a las ideas, y cuando estas ideas han sido progresistas, hemos ido progresando, cuando las ideas son conservacionistas, sólo nos dedicamos a conservar. Como se indican en ambos términos, progresismo y convervacionismo, persiguen metas distintas: para uno es seguir creciendo y para otro guardar lo conseguido. Cada cual es muy libre de pensar lo que le apatezca, pero  cuando una sociedad no avanza, se queda estancada (lógica de perogrullo). Eso nos está pasando a los españoles. Y tal vez no seamos más que el reflejo de la media general  de esta sociedad "globalizada" tan tecnificada, tan robotizada y tan avanzada electrónicamente. Cuando se ponen en duda las ventajas del ejercicio de pensar... No podemos olvidar que la Filosofía se ha denostado y ha sido arrinconada como asignatura. Consecuencia de que a nuestra sociedad no le interesa que los individuos piensen, sino que obedezcan. ¿Se entiende el cambio de las metas, los objetivos que se persiguen? Mal asunto cuando hay, como nos está pasando, vacío ideológico, cuando tan sólo se persigue llenar la cartera y se acorrala a los que ambicionan paraísos donde el hombre pueda ser libre.

El Poder (con mayúsculas) está triunfando. Y este Poder no tiene nada que ver, ni le interesa, con el resto de los mortales: su objetivo es acaparar riquezas, medios, control y voluntades. Para nada los mueve la dimensión social de la persona, ni las relaciones humanas, ni el crecimiento de las ideas, ni la mejora de la calidad de vida de nuestra sociedad. Ellos, el Poder, tan sólo se mueven por intereses propios y que satisfagan sus egocéntricas vanidades y deseos de tener, de acaparar. ¿Que para ello hay que crear un sistema donde todos se sientan engañosamente libres? Pues nos inventamos la democracia (la que tenemos, que para nada es democracia) y la clase política para gestionar esa "democracia" que le venga como anillo al dedo al Poder. El Poder no tiene ideología, solo intereses. Por eso no le hace ascos si tiene que apoyar formaciones políticas supuestamente de izquierdas o de derechas, dicho en términos convencionales. Si hay que interponer una serie de personajes que salvaguarden sus moradas, el Poder apoya a quien haga falta pero que le garantice su impunidad, aun a costa de que la corrupción se generalice. Y es que el Poder, en su concepción y esencia más pura, es corrupto, total y absolutamente corrupto.

Afirmaciones que están a la orden del día como "poderoso caballero...", "que robe la derecha es normal..." "los ricos siempre serán ricos..." etc. nos da idea del grado de desamparo en que se encuentran las clases populares de nuestra sociedad. Cuando los desamparados y desheredados del Poder se sienten engañados por los "mesías" el desánimo horada las entrañas de las personas y los deja en el peor de los estados: en la indiferencia. La permisividad con que se mueven algunos es una lacra de nuestra sociedad, una lacra permitida por el Poder, que soportan las clases populares mermando sus derechos y enfermando con las pestilencias que emanan de estos corruptos. Cuando se pone en los altares a un personaje que renuncia a su pensión de expresidente y, lo peor del caso es que lo ensalzan las clases populares, los pensionistas a los que ese mismo personaje les subió 1,5 euros la pensión, es que el sistema falla, y falla estrepitósamente. Porque no es que haya renunciado a ese "derecho" que "tenía" por altruísmo o generosidad, sino por estar sujeto a la Ley de Incompatibilidad. Mejor pensar que los palmeros no conocen la ley. Y ese es sólo un ejemplo de cómo se manipulan las realidades. Otro tema es la indecencia de cobrar persones vitalicias por haber desempeñado un cargo político. ¿Que es indecente? ¡sin duda!

Si queremos aspirar a unos horizontes de auténtica libertad, es necesario auspiciar el inicio de una revolución de las ideas. Para ello se requiere la potenciación de la cultura, la formación de las personas y la organización de nuestra sociedad. Y todo presidido, imprescindiblemente, por un ejercicio ya en desuso: pensar.

José Campanario