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viernes, 12 de diciembre de 2014

REPUGNANTES



No es otra la reacción que nos producen los comportamientos de determinados personajes públicos, aunque por la talla que tienen deberíamos decir personajillos. Espasmo y consternación que se transforman en asco cuando los que deberían ejemplarizar, hacen todo lo contrario: una demostración académica de lo que no se debe hacer nunca por un buen ciudadano, mucho menos por un dirigente de un país.

A los ya acostumbrados embustes y mentiras del Sr. Rajoy, se añaden las groserías del impresentable Ministro del interior, el católico, apostólico y romano  Sr. Fernández Díaz a los que se une, formando el terceto sideral, el tristemente célebre Sr. González, presidente al que nadie ha votado, impuesto por la condesa de Aguirre. Y para redondear el festín un postre de mermelada de Guindos.

Se levanta el telón: en escena el Sr. Rajoy hablando del camino de prosperidad que se inicia a partir de ahora gracias a los recortes impuestos por él, dictados por la Sra. Mérkel y soportados exclusivamente por los  ciudadanos españoles. Dibuja unos escenarios de verdes prados, luces brillantes y frutas maduras y sabrosas para todos. Luego pone por testigos de sus afirmaciones al dueño del bar de la esquina, al tendero del barrio y a la dueña de la mercería. Se baja el telón. Pregunta: ¿Cual es el título de la película? Respuesta MENTIROSO  COMPULSIVO.

Si nos damos un paseo y observamos el bar de la esquina, podremos ver al dueño detrás de la barra repasando las facturas que tiene que pagar y no sabe con qué. Si seguimos el paseo veremos como el tendero está apuntando en la libreta de los “fiados” el medio kilo de macarrones que acaba de “vender”, lo de cobrarlo… Y en la mercería el panorama es parecido: la soledad de la dueña pensando cómo pagar el IVA y el autónomo este mes.

El segundo protagonista en discordia el Sr. Fernández Díaz, a la sazón Ministro de Interior del Gobierno a punto de ser barrido del dontancredo por excelencia de este país.  El muy católico, apostólico y romano citado ministro, haciendo méritos, se deja caer con una lindeza a costa de los defensores de la legalidad sobre las vallas fronterizas en África: toda una lección cristiana de militancia religiosa practicante y sincera (que digo yo que qué coño hacemos en ese continente los españoles si hace muchos años desaparecieron nuestras colonias). Sencillamente un impresentable que debería pasar por el despacho del Presidente del Gobierno para entregar, si fuera serio y tuviera hombría, su dimisión irrevocable en vista de su inutilidad política y su escasa talla moral.


Completa la terna el pepero Presidente de la Comunidad de Madrid, el Sr. González que, en un alarde de democracia no le concede turno de réplica al diputado que le formula la pregunta sobre la desnutrición infantil en la capital del estado. “Todo lo contrario, dice el chulapo madrileño metido a político de altos vuelos y altas aspiraciones, el problema de los niños de Madrid es la obesidad”. Claro ahora es cuando entendemos que en los pueblos de la periferia de Madrid, para desprestigiar al gobierno autónomo madrileño, este año hayan estado abiertos los comedores escolares de los centros públicos.
Y, ¡cómo no!, se pone la guinda: ahora lo de Bankia es también culpa de Zapatero. Parece que el Sr. De Guindos, hundidor de financieras donde los haya, ignora que el presidente de Bankia  era nada más y nada menos que el Sr. Rato, Ex-Vicepresidente del gobierno asnal.

Pues nada lo dicho, que la culpa es de Zapatero, de Felipe González, de Alcalá Zamora y así hasta llegar a Viriato (excepto todos los salvapatrias y grandes prohombres de la derecha hispana, honrados y cabales hasta el infinito).

Conclusión: el cuarteto y sus añadidos tienen un denominador común: son unos desvergonzados y unos impresentables. Desde aquí lanzamos una propuesta: nombrar por los ayuntamientos a estos cuatro sujetos, a los que se pueden añadir algunos centenares más, personas “Non Gratas”.

Nino Granadero