Vaya por delante nuestra
repulsa y condena sin paliativos a cualquier acto o manifestación, incluidos
los apoyos, a los terroristas. Queremos dejar muy clara nuestra postura para
que no quede ni tan siquiera la sombra de nuestro rechazo a todo lo que se
relacione con el terrorismo.
Una vez dicho lo anterior,
queremos expresar nuestra sorpresa por meter en el saco terrorista a dos
tirititeros. Es tal la importancia que se ha otorgado a esos dos marionetistas
que cuando salgan del trullo donde los ha metido “sin fianza para que no eludan
el acudir a declarar ante el juez”, según se ha dicho por la prensa que ponía
el auto judicial de prisión, las representaciones de su teatro de marionetas
van a tener una audiencia sobredimensionada. De pasar a representar su comedia,
por lo que se ve y se escucha en el vídeo de muy baja calidad, ante una docena
escasa de espectadores, será representada ante auditorios repletos de público. Desde
aquí pensamos que deberían ser sancionados por lo malo del texto y no por las
tonterías que a fin de cuentas dicen.
Pero nos asombra
enormemente la diligencia del juez para encarcelar a estos dos tirititeros y la
falta de diligencia que sería deseable en otros asuntos. Nos referimos a las
tarjetas black, a la trama Gürtel, a los Eres, al Caso Palma Arenas, al Caso
Noós, al caso del Palau de la Música, al caso Pokemon, a la trama Púnica… Somos
muchos los ciudadanos que nos preguntamos por qué están en la calle estos
presuntos delincuentes. Seguiremos confiando en la justicia y suponiendo que
trata por igual a todos los ciudadanos.
Hay otros “terrorismos” que,
aunque no estén así recogidos en el Código Penal, causan muchas más muertes que
dos tirititeros de tres al cuarto. Nos referimos a los desahucios, a los
recortes en Salud, a los recortes a los dependientes, a las “subidas” a los
pensionistas, a los recortes en educación, a la venta de viviendas, a los
fondos buitres, etc. Hay todo un catálogo de despropósitos (seremos
benevolentes utilizando el término) de los que sus actores salen, no sólo
impunes, sino con el bolsillo lleno a costa de la vida y de la miseria de
otros.
Si no nos equivocamos, en
nuestro país se han producido más suicidios como consecuencia de los desahucios
que por actos terroristas; el último recuento del pasado año 2015 se paró en
más de trescientos. También son muy numerosas, de esto no hay “estadísticas
oficiales”, entre los fallecidos como consecuencia de la finalización de las
ayudas a los dependientes. Tampoco se hace un seguimiento adecuado de las
miserias que sufren los pensionistas con los dos euros de subida en sus
pensiones. Los datos de los jóvenes que han tenido que abandonar sus estudios
no aparecen por ningún lado. ¿Cuántos universitarios españoles han traspasado nuestras
fronteras para enriquecer los bolsillos foráneos? Ahora exportamos mano de obra
súper cualificada para que el PIB de otros países crezca como la espuma en
tanto que nosotros seguimos recolectando limosnas de la UE para comprar coches
y electrodomésticos a Alemania.
Repetimos: no están
recogidos como delitos estos comportamientos. La pregunta que nos hacemos
muchos ciudadanos es: ¿no están matando nuestra sociedad los culpables de estos
hechos? ¿No se está desangrando irremediablemente nuestra sociedad? ¿No estamos
perdiendo definitivamente el tren del futuro dejando que nuestros mejores
cerebros aporten sus plusvalías en países ajenos?
Y es que hay muchos otros
“actos terroristas” (o casi) de los que sus autores salen impunes.