Asombra
cómo se le afloja la boca a don Mariano Rajoy cuando pronuncia la palabra taumatúrgica:
ESPAÑA. Bien es verdad que con su peculiar pronunciación mojada de la s,
“Eshhhpaña”. Parece como si estuviera cercano a tocar el sagrado torá y le
temblara la voz de emoción y respeto.
Los
hechos y su postura como jefe (?) del partido más votado en las últimas
elecciones, sin embargo, no demuestran su sentido del deber y de la
responsabilidad: no ha tenido la valentía de intentar formar gobierno, al menos
intentarlo. Ha primado, dentro de la valoración que da a su curriculum, el no
fracasar antes que nada.
-
“Lo del servicio a España- debe pensar-, está muy bonito para salir en el
plasma, pero fracasar es hacer el ridículo y sería mi entierro político y
todavía me quiero seguir cobrando la generosa nómina. Además, ¿quién me iba a
mí a decir que llegaría a ser Presidente del Gobierno?”- se preguntará
incrédulo.
Es
algo que muchos españoles tampoco nos explicamos: cómo ha llegado a ser Presidente
del Gobierno don Mariano Rajoy. Pero, en fin, ahí está (ahora en funciones).
Y
no es que haya pensado que el olor a podrido del PP, el tropel de corruptos que
están saliendo de sus filas, le haya deprimido al verse moralmente incapacitado
para liderar un proyecto de gobierno y mucho más para luchar contra la
corrupción. Es más, en su huida hacia adelante se ha dedicado a aforar, sin
siquiera sonrojarse, a cargos políticos de su partido que están en el centro del
tsunami. Ahora eso sí, dice que si Pedro Sánchez, el del PSOE, no consigue la
investidura, él, don Mariano, asumirá el reto. Olvida que el ganador de las
elecciones ha sido su partido y por lo tanto tiene la OBLIGACIÓN de ser el
primero en intentar formar gobierno. Cuando yo iba al colegio, al que se rajaba
todo el mundo le decía: ¡eres un “cagao”!.
Evidentemente
hay un tema que incapacita moralmente al Sr. Rajoy: el polvorín, en forma de
corrupción, en el que está inmerso su partido. Día sí y día también salen
tramas corruptas en las que aparecen nombres de concejales, consejeros
autonómicos, gerentes, etc. del PP. Luego será la justicia la que devengue culpables
y responsabilidades; de momento tenemos que considerarlos inocentes.
No está claro si Pedro Sánchez conseguirá
suficientes apoyos, y con ciertas garantías, pero al menos ha tenido la
valentía de dar un paso al frente, de asumir el deber que el partido más votado
se ha negado a aceptar en una muestra de su sentido del “deber” y de su
“compromiso” con España. Aunque es muy probable que dentro de 4 meses estemos
depositando nuevamente papeletas en las urnas.
Nino Granadero