Dª. Isabel Corrales
Guadalcacín, 30
de Mayo de 2015
Presidenta de la Asociación Ágora Colectivo Cultural
Plaza de Artesanía nº 4
11591 Guadalcacín – Jerez de la Frontera
Cádiz.-
Presidenta:
Me dirijo a usted como Presidenta de la Asociación Ágora Colectivo
Cultural y al resto de sus socios para exponerle los siguientes hechos, a mi
parecer, de extrema gravedad, no solo hacia este socio fundador, sino, también
a la propia Asociación. Con la acción consentida, autorizada unilateralmente
por usted ha actuado controlados intereses de la Asociación al contravenir y
violentar el artículo 6, letra a) de los estatutos. Los hechos acaecidos en la
reunión que narraré más adelante mantenida por un representante de la comisión
de Guadacanta y usted, como Presidenta de nuestra Asociación con la Presidenta
de la Junta Vecinal en funciones, a petición de ésta última, son además de un
acto de insensibilidad, falta de diligencia en el cumplimiento de los estatutos
y de los intereses reales de la Asociación, el fin de la misma como Entidad
independiente.
Antes, recordaré acontecimientos vividos por este socio
fundador en esta Asociación.
De vuelta a Guadalcacín, después de largos años de ausencia,
me planteo incorporarme a la vida social activa del Pueblo, principalmente en
el ámbito cultural, aportando mis propias experiencias y tiempo disponible en
beneficio de mis convecinos, y por qué no decirlo, también en el mío propio con
el mero intercambio de ideas. Tras entrar en contacto con José María Mancilla y
comentar distintos puntos de vistas culturales, llegamos a la conclusión, entre
otras, de por qué no crear una Asociación cultural legal que pudiera ir a los
diferentes estamentos como entidad propia reconocida, pues había en este
ámbito un grupo dedicado a la feria del libro en el
que cada vez había menos gente y que no estaba reconocido legalmente y que en
este sentido hacía una labor interesante que podría verse potenciada de esta
forma. Y así lo hice, ya que José María Mancilla, por su condición de
trabajador bibliotecario de la Junta Vecinal, no le parecía prudente aparecer
en ese proyecto, por razones obvias. En cualquier caso, con la aportación de
sus conocimientos e indicaciones, emprendí este proyecto. Me puse en contacto con ese grupo, hablamos
sobre el particular y emprendimos entre todos este proyecto hasta conseguir el
constituir legalmente esta Asociación.
Desde entonces hasta ahora, mi participación en las reuniones
y actos de la Asociación han ido menguando progresivamente debido a distintas
circunstancias, incluso ha habido un largo periodo en el que he dejado de
asistir porque notaba que mi presencia más que ayudar a la Asociación,
incomodaba a la mayoría de los miembros de la misma. Hay por ahí una frase que
me encanta y que la llevo conmigo que dice: “Los bueno de ser sincero y decir
las cosas a la cara, es que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos
hipócritas”, pues eso.
Como Tesorero que fui, nada más que empezar, propuse que se
estableciera una cuota a los socios para la financiación de la Asociación,
propuesta que fue denegada por la mayoría de la asamblea y en su lugar, también
por mayoría, se estableció que para sufragar los gastos de la Asociación, se
pondría una “latita” donde cada participante en las distintas asambleas,
voluntariamente, echara el dinero que estimara conveniente, decisión con la que
no estuve, ni estoy de acuerdo. Creo que de esta forma se vulnera la intimidad
de las personas al exponerse ante los demás a una acción incómoda, para mí,
aberrante, en donde el individuo se ve “desnudo” bajo la atenta mirada de los
demás de si echa o no echa ese “dinero voluntario”, “obligando” al que no puede
hacerlo a cumplir con el rito de “la latita”. Además de parecerme una aptitud
pedigüeña que dice poco de la seriedad de una organización. En cualquier caso,
pasado un tiempo y según como se desarrollaba las cosas, pasé las funciones al
Vice-tesorero, para luego, más tarde, dimitir de dicho cargo en una asamblea
verbalmente.
El primer año, participé activamente en todos los actos que
desarrolló la Asociación con una entrega total, a pesar de cuestionarse en
numerosas ocasiones mi forma de actuar. Como ejemplo palpable de lo que digo,
son los hechos que ocurrieron en el carnaval de ese año, cuando se me obligó a
quitar la carteleria, propuesta por mi y aceptada por el resto de la comisión,
de la carroza porque a la Presidenta de la Junta Vecinal “no le parece adecuada”,
a lo que usted junto con unos cuantos socios más se avienen, sin mediar
asamblea alguna, sino en la misma calle, nos dice a la comisión “que eso hay
que quitarlo”, y así se hizo. Con este acto, rompió la autonomía propia que los
estatutos establecen, al inmiscuirse un elemento extraño a la Asociación a
decidir en sus decisiones y su funcionamiento. Desde que esta Asociación se constituyó,
siempre he mantenido y he insistido en la importancia fundamental de
independencia de la misma ante cualquier otra entidad u organización.
No quiero seguir relatando más cosas sobre este particular
para no cansarle, porque usted sabe lo mismo que yo lo que ha pasado y pasa en
esta Asociación.
Este año, cuando se presentó el programa de trabajo de la
Asociación, a pesar del poco tiempo del que disponía, por estar embarcado en un
proyecto político y social, me ofrecí, como usted bien sabe, a trabajar en la
comisión de Guadacanta. En esta comisión, elegimos como portavoz de la misma a
Carlos Aguilera para que fuera él el que pidiera, como los años anteriores, la
colaboración de la Junta Vecinal en la cesión del Teatro y todos los elementos
necesarios para poder realizar este evento. Nunca quise acompañar a Carlos
Aguilera a reuniones de peticiones de cualquier índole a la Junta Vecinal por
entender yo que mi presencia en las mismas podría perjudicar a la Asociación al
relacionarme los miembros de gobierno de la Junta Vecinal con el proyecto
político y social en el que estaba yo embarcado. Recuerde lo que ocurrió con la
entrega del proyector. Luego se justifica con un mal entendido. La comisión ha ido
tomado una serie de decisiones que a lo largo de este tiempo ha ido informando
convenientemente a la asamblea y una de ellas entre otras de las decisiones fue
que yo presentara Guadacanta, previo ofrecimiento que yo había hecho para tal
motivo.
En la última asamblea y a petición mía, porque a las 20,00
horas me tenía que ausentar por motivos personales, se trató como primer punto
del día la actividad de Guadacanta, informándose de todas las gestiones
realizadas y del trabajo que se había hecho y del que se estaba haciendo hasta
ese momento. Usted informa que la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones,
le había llamado y le había citado a usted y a la comisión encarga de
Guadacanta para tener una reunión el martes 26 del mes en curso a las 9,00
horas, hora a la que le dice usted que no podía y que rectifica más tarde ella
y la pone a la 13,00 horas. Usted aclara que no sabe de lo que se va a tratar
en concreto en esa reunión, pero que su presencia en esa reunión, según la
convocante, era imprescindible.
La reunión se celebra con la presencia de usted, en calidad
de Presidenta de la Asociación y de Carlos Aguilera como representante de la
comisión de Guadacanta y por parte de la Junta Vecinal, mientras que por parte
de la Junta Vecinal asiste su Presidenta en funciones, Nieves Mendoza, el vocal
de cultura, también en funciones de la misma, Benjamín Guerrero y el técnico de
cultura, operario de la propia Junta Vecinal. Terminada ésta, se persona en mi domicilio Carlos
Aguilera para comunicarme lo que en ella se había tratado.
Y es este el motivo de dirigirme a usted al considerar y
entender yo que tanto la Asociación como el que escribe esto, hemos sido
ninguneados, denigrados, vejados, maltratados, asaltados y desposeídos de la
libertad e independencia que nos confiere nuestra Asociación por usted, por
consentir, por avenirse, por no defender a uno de sus socios ni los principios
esenciales y fundamentales de Ágora. También está fuera de lugar la actuación
de la propia Presidenta de la Junta
Vecinal en funciones, por tomarse unas atribuciones que no le corresponden, ya
que la Asociación es autónoma, libre e independiente, como así se recoge en sus
propios estatutos. Estas afirmaciones mías son objetivas y no politizadas, la
actuación de una y otra van en contra de los estatutos de Ágora y esto además
de comprobable, es sumamente grave.
Como socio y como persona quiero manifestar a su vez que el
encargo que se le hace a Carlos Aguilera de comunicarme lo tratado en la
mencionada reunión es, al menos, vergonzante y de poca catadura (entiéndase lo
que se quiera). Lo que procedía, entiendo, es que usted, en esa reunión, se
negara rotundamente a aceptar la propuesta impositiva que le hizo la Presidenta
de la Junta Vecinal en funciones, Nieves Mendoza, para salvaguardar los
elementos más básicos como son la autonomía, la libertad y la independencia de
la Asociación y al mismo tiempo, defender al socio al que iba dirigida la
rabia, la insidia, la ruindad y la mezquindad de la Presidenta de la Junta
Vecinal en funciones, Nieves Mendoza, para a continuación convocar una reunión
urgente de la Asociación y dar explicaciones a la misma de lo tratado y
sucedido. Pero no, no se hace. Es más cómodo mandar a Carlos Aguilera y que
pase él el mal trago de decirme lo sucedido, que no es otra cosa, resumiendo
esa reunión, que la Presidenta de la Junta Vecinal en funciones, Nieves
Mendoza, me veta, a mí, a ser el presentador de Guadacanta porque “no le
parece” que tenga que ser yo, porque a lo mejor pueda yo utilizar el momento de
mi actuación en manifestar temas políticos y otro tipo de lindezas. Además, arguye que no tenía el conocimiento de lo que
se va a hacer y que no se ha contactado con representantes de la Junta Vecinal,
siendo esto totalmente incierto y falso, por no decir una palabra más dura,
mentira, ya que la Comisión de Guadacanta, a través de su portavoz, Carlos
Aguilera ha estado en contacto permanente con la misma y prueba de ello es que
hace más de dos meses, se nos facilitó una pancarta de vinilo ya utilizada para
otros menesteres para que, del revés, la reutilizáramos para anunciar el
espectáculo como telón de fondo en el escenario del Teatro; que hace más de un
mes se nos dio días y horas de ensayos en el Teatro; que hace dos semanas se
nos dijo que para el adorno y embellecimiento del escenario, se nos facilitarían
macetones, por lo tanto, repito, es mentira sus argumentos a su ignorancia
sobre el particular.
El jueves día 28, la comisión de Guadacanta, faltaba un
miembro, tuvimos una pequeña reunión en la calle, frente a mi domicilio y le
expuse mi malestar. Les dije que me dirigiría a usted por carta y que al mismo
tiempo la haría extensible a todos los socios de la Asociación de los que
tuviera su correo y que la haría pública a través de las redes sociales.
Todavía, a estas horas, sábado, día 30, y la reunión fue el
día 26, no he recibido de usted ni de ningún socio, salvo la de Carlos
Aguilera, Carmen Molina y Ana Mari Martínez, un gesto al respecto hacia mi
persona. Nadie de la Asociación se ha solidarizado conmigo. Todo en esta
Asociación es “muy guay” y “progre”, pero a la hora de defender tanto a la
Asociación como a algún socio, todo se convierte en “cutre insensible”, egoísta insensible cegado por el influjo del
poder haciendo oposiciones a estómagos agradecidos que están contribuyendo con
su actitud, a pisotear sus estatutos, a convertir la Asociación Ágora en una
asociación clientelar y servil del poder gobernante en cada momento. De esta forma
dejará de ser plural, se convertirá en mera palmera pseudocultural del gobierno
local o de aquellos a los que les permita inmiscuirse. De modo que con esta
misiva, le comunico a usted y al resto de los socios que se dé por enterada mi
renuncia a ser socio de esta Asociación desde este mismo momento, al ser
imposible hacerlo con carácter retroactivo.
Cuando con en este grupo humano hicimos esta la Asociación,
entré con un pensamiento. Ahora que me salgo voluntariamente, me voy con otro
muy distinto.
Para ir terminado y para que usted también lo sepa, le digo
que el lunes día 25, ya le había comunicado a mi mujer que no iba a presentar
Guadacanta, y así se lo hice saber el mismo martes día 26 a Carlos Aguilera.
Pero esta era una decisión tomada personalmente por mí mismo voluntariamente.
Lo que ustedes me comunican es una imposición de la Junta Vecinal y en concreto
de su Presidenta en funciones, Nieves Mendoza, que usted permite y
permitiéndolo lo comparte. Usted me ha vendido creyendo así salvar a la Asociación
cuando lo cierto es que con su actuación ha hecho algo mucho peor, condenarla.
Me despido de usted y de todos los socios con lo que le decía
que era mi compañera de viaje: “Lo bueno de ser sincero y decir las cosas a la
cara, es que disminuyen las sonrisas fingidas y los saludos hipócritas”
Mis padres nunca me mandaron a callar. Franco no pudo
hacerlo. Nadie me va a impedir decir lo que siento y pienso aunque haya gente
de la calaña del dictador Franco y de su discípulo que al que no le gusta le
diga: “por qué no te callas”. Unos se callan y otros respondemos: porque no
quiero y porque no me da la gana.
Hasta nunca. No quiero participar con gente y colectivos que
se dejan arrebatar la dignidad. Esta es sagrada para mí.
Fdo.: Simón Candón Sánchez