Eso al menos es lo que deberíamos ser los ciudadanos
españoles: rebeldes con causa.
Tenemos motivos sobrados para rebelarnos, ante la mofa y el escarnio al
que nos están sometiendo los que deberían pensar en respetar la opinión que los
habitantes de este país hemos expresado en las urnas. Les hemos dicho muy
claramente nuestro mandato: que dialoguen, que negocien unos acuerdos
beneficiosos para todos. La opinión del pueblo, expresada por medio del voto,
debe ser interpretada también desde la óptica de la desconfianza que nos genera
la conducta de una gran parte de la clase política.
El comportamiento de los nuevos diputados y senadores
electos deja mucho que desear. En algunos casos, sus sospechosas relaciones con
redes investigadas por corrupción, les ha llevado a esconderse tras columnas o
a no asistir a sesiones, a ser nominados para que mantengan la inmunidad… en
definitiva a prácticas que nada que tienen ver, ni de lejos, con actitudes de
transparencia ni por supuesto con cultura democrática.
El ciudadano de a pié tiene la percepción, no exenta de un
gran acercamiento a la realidad, de que los políticos elegidos en los últimos
sufragios están cobrando sin trabajar. La anécdota de los 21 días de vacaciones
por la celebración de la Semana Santa (¡VEINTIÚN
DIAS, ES DECIR TRES SEMANAS!), tiene muy difícil justificación. Por cierto
que las “vacaciones parlamentarias” de semana santa fueron acordadas por
UNANIMIDAD. ¡Algunos deberían avergonzarse por haberse contagiado tan pronto de
la casta!.
Los ciudadanos, repetimos, EXIGIMOS a los políticos que se sientan en sus escaños, o se
deberían sentar, y que cobran gracias a los impuestos que pagamos los
españoles, deben plasmar sus repetitivas expresiones de deseos de acuerdos, en
la formación de un gobierno que represente la voluntad de los españoles. En
ningún caso de una minoría, por muy “mayoritaria” que esta se considere. Las
distintas opciones políticas están demostrando que van a sus propios intereses
y que tan sólo les preocupa salir en buena posición para las próximas
elecciones que, casi con toda seguridad, serán en Junio de este mismo año. Esto
lo único que quiere decir es que han suspendido en sus exámenes y, al menos eso
esperamos, los ciudadanos tomaremos nota para que, como malos estudiantes, no
puedan pasar la reválida y tengan que abandonar los “estudios”.
En este punto hay que recordar a los que proclaman que es
necesario un acuerdo PSOE-PP para formar gobierno, que la mayoría del PP en el
Senado podrá demorar la entrada en vigor de una ley, pero nunca su bloqueo ni
su no aprobación ya que el papel del Senado se limita a corregir las
disposiciones del Congreso y, si esta cámara considera que el Senado lleva
razón; en caso contrario el Congreso desestima las modificaciones senatoriales.
Parece que el Sr. Rivera no conoce la Constitución ni el funcionamiento
parlamentario.
La propuesta de Ciudadanos, acuerdo PP-PSOE apoyado por
ellos, es cuando menos pintoresca por no decir grotesca y falta de respeto a la
voluntad popular (de pueblo, es decir de los españoles). No se entiende su tan proclamada
actitud de lucha contra la corrupción y apoyar a un partido liderado por un
personaje rodeado de toda una corte de corruptos e indecentes (supuestamente ya
que, en tanto no sean juzgados, seguiremos admitiendo su inocencia).
José
Campanario