Las redes sociales están a
reventar con la foto del niño de la playa. No hay página de facebook que yo
haya visitado que no haga mención a esa foto con un sentimiento de indignación
y repulsa ante este hecho. No hay medio de comunicación que no haya reproducido,
comentado y lamentado la atrocidad de la imagen. Es verdad que nadie asume
tener la culpa ni la responsabilidad de lo que ha sucedido y de lo que sucede
con estas migraciones forzadas de huidas inhumanas. Es verdad. Pero también es
verdad que todos decimos que la culpa siempre es del otro y así salvamos
nuestras conciencias y las descargamos para no soportar el peso inhumano de lo
que acontece. Pero... ¿Quién es ese otro? Sin decir quien, el niño sirio
Masalmeh lo dice todo y da la solución al problema cuando pide: "Por
favor, ayuden a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Solo paren la
guerra, nosotros no queremos quedarnos en Europa." Es muy simple su petición y nada más que pide
una cosa, que paren la guerra. Y aquí
viene el problema, el gran problema que siendo una cosa tan simple, como es
parar la guerra, lo complique "el otro" y no la pare por intereses espurios.
El Dólar, el Yuan y el Euro, con la ayuda de la Libra Esterlina, comandan ese
"el otro" que hace que lo humano se convierta en inhumano, que la paz
se convierta en guerra y que las poblaciones se trasladen de un sitio para otro
a pesar que éstas quisieran quedarse donde están y de donde son. Y ahora nos da
esta imagen del niño de la playa:
y en el año 2000 nos daba esta
otra imagen en una playa de Tarifa, que capto Javier Bauluz "en la que se ve a unos veraneantes
plácidamente sentados bajo su sombrilla en la playa, con su nevera y sus cucas
toallas, mientras unos metros más allá un cadáver de un inmigrante subsahariano
ahogado con su patera yace en la arena, ignorado"
Este mundo globalizado donde los
intereses se han hecho universales, donde las sensibilidades se han hecho
insensibles, donde priman más el bienestar de unos pocos que el de unos muchos,
donde el poder hace estragos organizando guerras para apoderarse de los bienes
naturales que corresponde a la universalidad para someter a los pueblos a sus
caprichos, ese "el otro" del dólar, del yuan y del euro, con ayuda de
la libra esterlina, son los que hacen que imágenes como estas y otras se den
cada día en los distintos puntos del planeta, que visto desde alguna nave
espacial, no se distingan fronteras algunas, ni "bichos" vivientes
dueños del mismo, pero que puesto el pies
en tierra, el polvo de la indignidad cumbre por entero las botas de los
"amos"
Ya el poeta lo decía, que
poderoso caballero es don dinero y este canto del poeta, encerraba la tragedia
más corta y más extensa de todas las obras escritas por nadie, cuyo argumento
es la avaricia de la humanidad por los bienes materiales a costa de la propia
existencia de la vida.
Cuando la temperatura de la
fiebre de la indignación pase, y esto no tardará mucho en el tiempo, nos
olvidaremos de que un día nos encontramos con la fotografía de un niño muerto
en la playa y en la misma posición de como si durmiera, después de jugar con
las olas, y descansara en las arenas.
La tragedia del todo poderoso
caballero don dinero se representa cada día en el teatro de la vida y esta
representación, cada día, me da más ASCO.
Es verdad que nadie asume tener
la culpa ni la responsabilidad de lo que ha sucedido y de lo que sucede con
estas migraciones forzadas de huidas inhumanas. Es verdad. Pero también es
verdad que todos decimos que la culpa siempre es del otro.
Simón Candón 4/09/2015