Desde hace ya algún tiempo
estamos inmerso en una “globalización” que fue inventada para someter más
fácilmente a las naciones en su conjunto que una a una, ya que de esta última
forma costaría más trabajo y llamaría más la atención al mundo en general. Someter
a todas las naciones a los designios e intereses del gran capital, no es tarea
fácil y hubo que inventar “la globalización”. La globalización no es ni más ni
menos que una estrategia para ganar una guerra, no una batalla, no, una guerra y ganar esa guerra era de vital importancia
para el gran capital. Se dice que la democracia es el sistema menos malo para
la mejor convivencia entre los hombre, pero el empleo de la palabra democracia
es la tapadera de las dictaduras. Las marionetas se mueven a través de hilos y
los hilos los manejan quienes los tienes. El Grupo G-7 es su tenedor y los utiliza
a sus intereses y antojos y no hay que darle más vuelta.
Cuando por primera vez
escuché “mundo globalizado”, me dije: aquí hay algo más que buenas intenciones.
Ha pasado algún tiempo desde entonces y veo las consecuencias a la que nos ha
llevado el “mundo globalizado”. La esclavitud de grilletes y cadenas a las
naciones globalizadas, sumisas a las directrices de los intereses económicos
del mundo “civilizado globalizado”.
Al mundo globalizado le
interesa, principalmente, como beneficios potenciales, los resultados
económicos y se marca como objetivos fundamentales la eficiencia del mercado;
la mejora en la comunicación y cooperación internacional, con el objeto de
llevar un mejor aprovechamiento y explotación de los recursos; el impulso al
desarrollo científico-técnico por ser lucrativo; a la capacidad de maniobra
frente a las fluctuaciones de las economías nacionales y a la eliminación de
las barreras de entrada del mercado laboral, financiero y de bienes y
servicios, por contra corre los riesgos de la irresponsabilidad de empresas y
multinacionales; el aumento de desequilibrios económicos, sociales y
territoriales; el descuido sobre los índices de desarrollo humano: aumento de
la pobreza y la pérdida de factores que no se adapten a la competencia.
Al capitalismo le conviene,
le interesa la crisis y por eso la provoca, lo mismo que la globalización. De
unos años a esta parte, la crisis se ha cebado con esta parte del mundo
“globalizado”. El “estado del bienestar” sobrepasaba los límites establecidos
por los globalizadores y, por lo tanto,
había que romper esa tendencia nefasta para los inventores y entonces, van, descuidan los índices de desarrollo
humano, aumentan la pobreza y provocan la crisis. Resultado, el perseguido por
el capital, hacer más pobre al pobre y más rico al más rico. Es como el río, su
destino es morir en el mar.
En todo esto, los
ciudadanos, los pueblos, las naciones del mundo no cuentan para nada. Son meros
espectadores bajo el telón del circo de la globalización.
Pasó en Italia, globalizada,
el gobierno elegido por los ciudadanos, por el pueblo, por la nación, fue sustituido
por los “dueños” del circo porque no daba la talla del espectáculo.
Ocurre en estos días en
Grecia, globalizada, que en contra de lo que deciden democráticamente sus
ciudadanos, sus pueblos, la nación, a los “dueños” del circo, no les parecen bien
y van le ordena que deshaga lo decidido y como castigo, la humilla y la machaca
sin consideración alguna para plegarse a los interés del espectáculo, del
circo.
Lo mismo les ocurre a las
otras globalizadas, que ni siquiera nombro, donde los ciudadanos y sus pueblos
no pintan nada al estar encerrados bajo el telón del circo de la globalización,
siendo meros espectadores del espectáculo que en cada momento interesa a sus
“dueños.
¡Qué grande es la palabra
libertad!
Te echo de menos.
Simón Candón 20/07/2015