En estos días en los que se
hace realidad aquella canción que canta Ana Belén de "Arde Paris", y
que Occidente sufre las consecuencias terroristas en un más que alarmante y
preocupante estado de guerras y miedos, nos olvidamos del día a día de los
insaciables acaparadores de riquezas provenientes de los esfuerzos de los
demás. Ni que decir tiene que siendo muy grave lo que está ocurriendo en los
países vecinos de Europa, no lo es menos lo que ocurre en otros países del
mundo donde importa un bledo la vida de las personas y mucho los intereses de
riquezas dinerarias y de poder, que al fin y al cabo es lo que interesa a
"los causantes y responsables de la crisis que
nos han impuesto y seguimos sufriendo".
Entrando en nuestras
políticas caseras, ahora calladas o semi-calladas, donde unos más que interesados personajes,
para muchos indeseables, en esconder sus vergüenzas (si las tienen) y sus
corruptelas, todo lo que está ocurriendo en el País vecino, les están viniendo
como "anillo al dedo" porque se deja de hablar de ellos, para
continuar en la sin razón de irresponsabilidad en su huida hacia adelante. Y
por otra parte, las elecciones generales a la vuelta de la esquina se acalla, o
por lo menos, se ablanda en el "tú más que yo" al primar los
acontecimientos que están ocurriendo en Francia. Aquí se cumple aquello de que
"cuando París estornuda, Europa se refría". Creo que nos gustaría a
todos, por lo menos a mí, encontrarnos,
en estos momentos de cambios profundos, con políticos en el mundo con empaque,
que supieran dar soluciones correctas a los problemas que están sobre el tapete.
Hablando con unos amigos
sobre lo que está pasando en Francia, comentábamos la envidia sana que
sentíamos de la firmeza y la unión que estaban mostrando en estos momento
delicados los franceses bajo el paraguas de su bandera y el canto de la
Marsellesa, mientas que aquí en nuestra España, en Las Españas, no solamente
denostamos la bandera, nuestra bandera, sino que tachamos de fachas y casi de
anti-patriotas a los que osan presumir de ella. Atrás han quedado los tiempos
en los que unos y otros aparcaron sus diferencias para hacer unas reglas, la
Constitución del 78, para lo convivencia
de todos los ciudadanos. Hubo renuncias. Ahora, la nueva ola de políticos,
tachan aquello de pantomimas.
Al hilo de lo expuesto en el
primer párrafo de este artículo, diré que hace ya unos cuantos de días, antes
de que "estornudara París", paseando con un amigo por las calles de
Jerez, hablábamos de las cosas que nos preocupa y de las que tenemos el deber
de manifestar y en concreto de los desahucios, de la injusticia, de la
insolidaridad, de la avaricia, etc., etc., ... con las que actúan los agentes
dominantes de la economía. Larga fue nuestra tertulia y antes de despedirnos,
bueno, no, cuando nos despedíamos le dije: por qué no me pasas tu pensamiento
al respecto. Dicho y hecho. Y he aquí su manifestación:
" Como continuación a nuestro último
encuentro en el que tratamos algunas de las penalidades que nos acosan
actualmente, causadas principalmente por la fuerzas dominantes (banca),
llamadas eufemísticamente socio-económicas, estructurando el sistema
para disponer de nuestros ahorros y bienes, con unos modelos
inducidos o impuestos, y leyes que les apoyan, quiero reiterarte que los
sufrimientos y agobios padecidos por las personas y empresas que se han visto
inmersas en el problema del endeudamiento económico sin posibilidades de pago y
recuperación en el corto y medio plazo, podrían haberse suavizado o
evitado, si esos agentes dominadores hubieran tenido el mínimo sentimiento de
responsabilidad social y empatía con esas personas que creyeron o se dejaron
arrastrar por su modelo de negocio productivo.
Si los verdaderos causantes y
responsables de la crisis que nos han impuesto y seguimos sufriendo,
hubiesen sido menos ambiciosos y más solidarios con los que a su costa les
proporcionan su riqueza, y hubieran utilizado el factor tiempo (desde la
antigüedad se ha hablado de "tregua"), esta situación lamentable se
hubiera paliado en muchos casos.
Si te das cuenta, en la fórmula del
interés, además del capital interviene también el factor tiempo, y que para más
afinamiento se utiliza hasta la hora para muchas de sus operaciones. Pues bien,
en la mayoría de los pagos que hacemos en las cuotas de nuestros préstamos
y créditos, una parte (la mayor casi siempre) corresponde a la devolución
del capital prestado y el resto al pago de sus intereses. Son los
intereses la ganancia de los bancos, y asegurarse la devolución del
capital mediante la amortización, es la correcta administración y gestión
de los fondos que aportamos los ahorradores y depositantes.
Si se acepta que la crisis económica no
es causada por las familias y pequeñas empresas, y lo que se pretende es
reflotar la economía, porque ellos son los pilares fundamentales de la misma, y
a la banca le interesa, ésta podría haber permitido una demora en el pago
del capital y solo cobrar los intereses por el tiempo que hubiese hecho falta
hasta que la economía se hubiera recuperado.
Esta menor cuota de los intereses
podría considerarse como el pago de un alquiler en el caso de la vivienda, y
se habría evitado muchos de los casos vergonzoso de desalojos de familias
en precario. A esto le llaman periodo de carencia y a las grandes empresas con
problemas financiero se lo han permitido desde siempre, lo mismo que la suspensión
de pagos o quiebra.
Las autoridades políticas debieron hacer
algo en ese sentido, pero no han reformado ni siquiera la Ley Hipotecaria
(dación en pagos, etc., ).
Se dice que "por sus obras los
conoceréis". Pues ya los conocemos de nuevo; y tratan ahora con sus
argumentos catastróficos convencernos de que lo que hacen es para
nuestro bienestar futuro; si hacemos memoria de no hace mucho tiempo, nos
ofrecían todo lo contrario (endeudamiento, consumo, despilfarro del dinero que
gestionaban), así nos ha ido, y además, somos los culpables por
nuestra irresponsabilidad por abarcar lo que no se podía.
Por esta razón afirmo que el
objetivo de su negocio, siempre ha sido apoderarse del esfuerzo de los
que producen, llámense personas o empresas, pero siempre pequeñas, porque los
grandes están a su altura, para enriquecerse, y con la ayuda de los
gobernantes de turno maniatar a los más débiles. Ahí está la quiebra de la
mayoría de Cajas de Ahorros, que la mayoría de sus clientes eran pequeños
ahorradores.
Moraleja, hay un refrán que dice:
"desde los tiempos de Adán, unos han amasado la harina y otros se han
comido el pan.
De todo lo que te he expuesto estoy
convencido, porque lo he vivido, y en nuestra conciencia está el
divulgar estas estrategias falsas y malintencionadas que nada más
favorecen a los que son egoístas."
Tanto mi amigo como yo andamos
indignados con las películas que nos cuentan a diario sobre el particular,
queriéndonos hacer "comulgar con ruedas de molinos", cuando ya
éstos dejaron de moler tantos en los ríos como en los vientos, sin embargo en
su avaricia, los agentes dominantes, continúan en sus treces. El dinero, ni es
justo, ni es solidario.
Simón Candón 18/11/2015