Las papas son las que más saben de las crisis. Son solidarias. Se prestan a
todo, incluso a engañar al hambre. Acompaña y se alían con todos. Es amiga de
todos. Es capricho de ricos y manjar necesario de pobres. Es la más socorrida
en tiempos de necesidad. Su presencia se hace más necesaria con la pobreza. Se conforman
con poco y hacen felices a muchos.
Los huevos son unos aliados fundamentales de las papas. Van solos, o se
mezclan, o se unen y de ahí los platos de huevos fritos con papas, o revueltos
de papas con huevos, o la tortilla de papas, donde todo es un solo cuerpo.
“GUISO DE PAPAS A LA “COCHAMBROSA”
Ingredientes para 4 personas aproximadamente:
- 4 patatas medianas. (Mejor si son viejas)
- 1 cebolla.
- 2 hojas de laurel.
- 3 dientes de ajo.
- 1 pimiento verde.
- 1 tomate.
- Aceite de oliva Virgen.
- Sal
- Ganas de que salga buenísimo.
Forma de preparación:
En una cacerola poner a hervir 1,5 litros de agua. Ir incorporando los
ingredientes; la cebolla (pelada, limpia y entera), el laurel, los ajos
pelados, el pimiento (limpio, sin el rabito ni las simillas), el tomate (lavado
y entero), el chorreoncito de aceite y la sal.
Dejar que vaya cociendo durante unos 10 minutos. Mientras tanto, pelamos
las patatas, las lavamos y las cortamos por la mitad a lo largo. Luego las cortamos
a lo ancho en láminas de unos 2 cm. Las agregamos a la cocción pasados unos 12
o 15 minutos.
Vamos probándolas y rectificando de sal si hace fatal.”
Son vistosos los platos. Pues desde que aparecieron por estas tierras este
tubérculo traído de las Américas, los pobres hemos aliviado nuestros
desconsolados estómagos con este guiso u otros parecidos, cuando no, las papas asadas,
o cocidas sin más. ¡Milagro de la naturaleza! Y no es que en estos tiempos
estos platos estén de moda, no, lo que pasa es que al desastre y a la miseria a
la que nos han llevado nuestros políticos, obliga a este tipo de alimentación
diaria. ¡Milagro! Por lo menos, algo entra calentito al estómago aunque la piel
del cuerpo se vaya curtiendo de arrugas secas sin esperanza de recuperación por
falta de grasas. Un saco de papas de diez kilos, dos euros. Dos docenas de huevos,
2,50 de euros. Hay para unos días. Y así, por 4,50 euros tenemos amordazados
los gritos estomacales aunque reclamen las carnes, los pescados o cualquier
otro tipo de alimentaciones necesarias para el sostén del cuerpo y la alegría del
espíritu.
Y los niños preguntan a los mayores ¿todos los días papas? ¡ofúú! ¿Y la carne? ¿Y
“el pescao”?. También los mayores nos hacemos las mismas preguntas, pero… y
tenemos respuestas y maldecimos a nuestros gobernantes que continúan
diciéndonos que tenemos que ser más austeros y que todo esto que nos sucede es
porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que bla, bla, bla.
¿Qué saben los de mesa y mantel de la generosidad de las papas y los
huevos? ¿Qué saben, si para ellos es un lujo que pueden sustituir por otro artículo?
Aleluya, aleluya, aleluya a las papas y a los huevos porque se conforman
con poco y hacen felices a muchos.
Simón Candón 18/01/2015