No es otra la reacción que
nos producen los comportamientos de determinados personajes públicos, aunque
por la talla que tienen deberíamos decir personajillos. Espasmo y consternación
que se transforman en asco cuando los que deberían ejemplarizar, hacen todo lo
contrario: una demostración académica de lo que no se debe hacer nunca por un
buen ciudadano, mucho menos por un dirigente de un país.
A los ya acostumbrados
embustes y mentiras del Sr. Rajoy, se añaden las groserías del impresentable Ministro
del interior, el católico, apostólico y romano Sr. Fernández Díaz a los que se une, formando
el terceto sideral, el tristemente célebre Sr. González, presidente al que
nadie ha votado, impuesto por la condesa de Aguirre. Y para redondear el festín
un postre de mermelada de Guindos.
Se
levanta el telón: en escena el Sr. Rajoy hablando del camino de prosperidad que
se inicia a partir de ahora gracias a los recortes impuestos por él, dictados
por la Sra. Mérkel y soportados exclusivamente por los ciudadanos españoles. Dibuja unos escenarios
de verdes prados, luces brillantes y frutas maduras y sabrosas para todos.
Luego pone por testigos de sus afirmaciones al dueño del bar de la esquina, al
tendero del barrio y a la dueña de la mercería. Se baja el telón. Pregunta:
¿Cual es el título de la película? Respuesta MENTIROSO COMPULSIVO.
Si nos damos un paseo y
observamos el bar de la esquina, podremos ver al dueño detrás de la barra
repasando las facturas que tiene que pagar y no sabe con qué. Si seguimos el
paseo veremos como el tendero está apuntando en la libreta de los “fiados” el
medio kilo de macarrones que acaba de “vender”, lo de cobrarlo… Y en la
mercería el panorama es parecido: la soledad de la dueña pensando cómo pagar el
IVA y el autónomo este mes.
El segundo protagonista en
discordia el Sr. Fernández Díaz, a la sazón Ministro de Interior del Gobierno a
punto de ser barrido del dontancredo por excelencia de este país. El muy católico, apostólico y romano citado
ministro, haciendo méritos, se deja caer con una lindeza a costa de los
defensores de la legalidad sobre las vallas fronterizas en África: toda una
lección cristiana de militancia religiosa practicante y sincera (que digo yo
que qué coño hacemos en ese continente los españoles si hace muchos años
desaparecieron nuestras colonias). Sencillamente un impresentable que debería
pasar por el despacho del Presidente del Gobierno para entregar, si fuera serio
y tuviera hombría, su dimisión irrevocable en vista de su inutilidad política y
su escasa talla moral.
Completa la terna el pepero
Presidente de la Comunidad de Madrid, el Sr. González que, en un alarde de
democracia no le concede turno de réplica al diputado que le formula la
pregunta sobre la desnutrición infantil en la capital del estado. “Todo lo
contrario, dice el chulapo madrileño metido a político de altos vuelos y altas
aspiraciones, el problema de los niños de Madrid es la obesidad”. Claro ahora
es cuando entendemos que en los pueblos de la periferia de Madrid, para
desprestigiar al gobierno autónomo madrileño, este año hayan estado abiertos
los comedores escolares de los centros públicos.
Y, ¡cómo no!, se pone la
guinda: ahora lo de Bankia es también culpa de Zapatero. Parece que el Sr. De
Guindos, hundidor de financieras donde los haya, ignora que el presidente de
Bankia era nada más y nada menos que el
Sr. Rato, Ex-Vicepresidente del gobierno asnal.
Pues nada lo dicho, que la
culpa es de Zapatero, de Felipe González, de Alcalá Zamora y así hasta llegar a
Viriato (excepto todos los salvapatrias y grandes prohombres de la derecha
hispana, honrados y cabales hasta el infinito).
Conclusión: el cuarteto y
sus añadidos tienen un denominador común: son unos desvergonzados y unos
impresentables. Desde aquí lanzamos una propuesta: nombrar por los
ayuntamientos a estos cuatro sujetos, a los que se pueden añadir algunos
centenares más, personas “Non Gratas”.
Nino
Granadero