Como
en el cuento de los tres cerditos (¡no va con segundas!), para saber si es el
lobo, basta con que nos enseñe la patita. Y eso es lo que están haciendo los
chicos de Ciudadanos, por más que los medios de comunicación afines al sistema,
intenten dar otra imagen.
Los
naranjitos, en contra de lo que piensa una parte de la ciudadanía que los apoya
incondicionalmente en la creencia de que es una formación progresista, “de
derechas o centro derechas, pero progresistas” argumentan los partidarios de
los rivera’s boys, apoyan a la derecha como testaferros del poder financiero.
No nos engañemos, al menos nosotros desde esta tribuna no nos dejamos engañar:
los chicos de Ciudadanos son jugadores ventajistas. Juegan, cual hábiles
taúres, siempre con cartas marcadas, con una sola baraja y, como los malos
jugadores, sólo apuestan en las jugadas ventajosas.
Eso
sí, el Sr. Rivera y adláteres, cumplen al pie de la letra el guión que les ha
diseñado para la campaña el director de márketing de la gran banca: “no
queremos sillones, siempre ponemos por delante el interés de España”. Y con la
inseparable coletilla: “no negociaremos con los separatistas ni con los que
apoyan separatismos”.
Cuando
ven que firmar pactos, a pesar de sus genuflexiones, dejando al descubierto sus
partes pudendas, no valen de nada ya que
ellos representan a una parte minoritaria del electorado de la derecha, se agarran
a un principio recurrente: son PP y PSOE
los que deben ponerse de acuerdo para gobernar. ¿Entonces para que firman
pactos tanto con uno como con otro? Que sepamos en el pacto con el PSOE iba de
Vicepresidente, ¡un pedazo de sillón! ¿Irá de Vicepresidente segundo en el
pacto con el PP?
Luego,
los medios de comunicación fieles, sobre todo las televisiones, se encargan de
maquillar perfectamente la cuestión. Tan buena labor hacen que, cuando recogen
las “comparecencias populistas” de los chicos de Rivera con esos maravillosos
fondos del Paseo de la Castellana o de cualquier otro conocido de las ciudades,
donde han colocado el tenderete con atril, y las siglas en grande, todo ello en
el consabido color naranjita, como las televisiones recogen sólo al orador y
las cabezas de los situados en primera fila, el espectador que vea las imágenes por TV piensa que la plaza debe
estar a tope. La realidad es bien distinta, porque así se han visto en
fotografías de campaña electoral con los mismos parámetros que lo actos
“multitudinarios” de Naranjito. Ese tipo de “actos”· no son más que fachada
donde los asistentes son siempre los mismos, los que acompañan al “líder”. Pero
eso sí, hay una cámara de televisión que “certifica” el “multitudinario” acto.
En
la estrategia de no negociar con “separatistas” hay un peligro latente que, no
creemos que le haya pasado de largo al Sr. Rivera y los cerebros pensantes de
Ciudadanos: la exclusión de otros que no sean PP y PSOE puede dar, a corto
plazo, al traste con el pluripartidismo corriendo el riesgo de volver al
bipartidismo que tan buenos dividendos ha repartido entre los dos partidos
mayoritarios. Y el mayor culpable, si esto ocurre, será el Sr. Rivera, por
mucho que lo traten de salvar los medios de comunicación siempre obedientes a
los intereses de la gran banca. No valen excusas. Aunque a los que, desde
posiciones orquestadas por las grandes financieras, les da igual que gobiernen
tanto PP como PSOE y si está metido por medio C’s tanto mejor. Todos ellos
están controlados. Lo malo son los incontrolados. (Sí, esos que usted y yo
podemos mencionar).
Lo
dicho: que el Sr. Rivera se nos ha convertido en el chico de los recados. Lo
malo es que se puede cumplir la antiquísima costumbre de matar al recadero.
José Campanario