No es verdad que el Pueblo
sea soberano, no es verdad que sea así y prueba de ello es que los partidos
políticos, con sus líderes al frente, le han quitado la soberanía, esa soberanía.
Esta no es una afirmación gratuita que se me ocurre decir, no, no lo es
y a las pruebas me remito.
Las pasada elecciones
generales del 20 de Diciembre de 2016, "el Pueblo soberano" decidió en las
urnas no darle la mayoría a ninguno de los partidos que se presentaron para
dirigir a este País y si le mandataron que se pusieran de acuerdo para formar
un gobierno capaz de sacar del atolladero a este País y sin embargo, los cuatro
partidos más votados (que habría que botarlos ahora), hicieron caso omiso y se saltaron a la piola esa
decisión soberana que había tomado el Pueblo, si es verdad que dos de ellos lo
intentaron y los otros dos, o no estaban o se le buscaban y no aparecían. Sus líderes,
cada uno a su bola. El gallego se hizo el longui dejando pasar el tiempo y viéndolas venir; el madrileño de
la coleta estuvo todo el tiempo repartiendo ministerios; el catalán, juntamente
con el madrileño guaperas, con un acuerdo entre sí, estuvieron en un veto
constante. ¡En fin! todo un espectáculo esperpéntico para llegar, al final, a
no cumplir con el mandato de los ciudadanos y tirar por tierra la soberanía del
Pueblo. Todo esto ha llevado al País a una situación nunca visto, a un
descrédito de la clase política y a más de seis meses con un gobierno en
funciones que por estar en esa situación, no ha querido, ni quiere dar
explicaciones de nada, nada y como consecuencia de todo lo anterior, el Pueblo
se ve abocado a ir a nuevas elecciones, con el consiguiente gasto que estas suponen,
en un momento económico que no está, precisamente para tirar cohetes.
Mañana comienza la campaña
electoral de las nuevas elecciones, que se celebrará el día 26 de este mes con
los mismos partidos de antes, con los mismos candidatos de las anteriores y con
los mismos programas y promesas, ya manidas, que dijeron el 20 de Diciembre
pasado. Total, lo mismo para lo mismo. Pero
¡claro!, en esta ocasión, con una imposición de los partidos a los ciudadanos:
que esta vez no se equivoquen.
Resulta que cuatro líderes
fracasaron estrepitosamente al no ser capaces de ponerse de acuerdo entre ellos
para ejecutar el mandato que le habían dado los ciudadanos de este País y le
culpan a ellos de sus fracasos. Qué descaro, ¿no?. Cuatro fracasados le dicen a
todo un País que se ha equivocado en su mandato y provocan nuevas elecciones.
¿no es todo esto una tomadura de pelo? o ¿un esperpento?. ¿Cómo estos cuatro fracasados,
con sus acólitos, porque todos repiten a acepción de algunos, tienen la cara
dura y la desfachatez de volver a presentase como candidatos en estas nuevas
elecciones?. ¿Donde la dignidad?. Dónde.
Si... entonces no fueron capaces, ¿ahora
lo van a ser?, venga ya. Todo lo que sucede es indignante. Los partidos
emergentes, emergieron (valga la redundancia) demasiado deprisa y pasaron de
ser anti sistemas a ser más sistemas que el propio sistema, de comunistas a
socialdemócratas rabiosos. De asaltar el cielo, a quedarse en el limbo. El
camaleón cambia de color dependiendo en el lugar donde se encuentre. Pasa.
Realmente estoy descolocado.
No entiendo que cuatro líderes fracasados usurpe la soberanía del Pueblo y
todos los ciudadanos tengamos que entrar por el aro. No lo entiendo. Me niego a
aceptarlo. Me niego. Estos cuatro sujetos han roto mis esquemas democráticos.
No es verdad que la soberanía resida en el Pueblo y si residía, estos cuatro
indignos se la ha robado. De los robos... ni si quiera hablo. Me dan náuseas.
Simón Candón 9/06/2016