Después de la travesía del desierto en la escritura por el empacho de
los acontecimientos repetitivos en la política española en este casi último año
de interinidad de gobierno, o mejor dicho, de en-funcionalidad, que eso de funcionar
es otra cosa, vuelvo a echar mano de la pluma para incidir en lo mismo: en las
desvergüenzas de la clase política.
No es que yo sea un "pitoniso", pero ya vaticiné en mi último
artículo de fecha 9 del mes pasado que no habría terceras elecciones, ya que
por interés de ellos mismos, los político, la clase política, no podían permitirse
ese "lujo", y así ha sido. Ya el Presidente electo, que fue candidato
a la investidura de gobierno por el Partido Popular, representó la teatralidad
del momento en donde prometió, una vez más para no cumplir nada, con el descaro
que le caracteriza y los otros actores cumplirán con su papel para que todo
siga el guión establecido.
Que el poeta ya lo dijo bien clarito aquello de: "poderoso
caballero es don dinero", es bien sabido y de ahí parte todo el meollo de
la cuestión de cómo se mueve esta Sociedad. Aquí, en este caso, no emplea
"El Caballero Don Dinero" el eslogan de: "Y... tú más", no,
al contrario, aquí el eslogan que lleva a raja tabla es el eslogan: "Y yo más".
Estamos en la Era de "la globalización", que consiste, según dice
Wikipedia, "en la
ampliación de la dependencia económica, cultural y política de los países del
mundo, la cual es originada por el aumento insólito de la
actividad internacional, el comercio mundial de bienes y servicios, el flujo de capitales, así como el avance de los medios de transporte, y el uso de las nuevas tecnológicas de
información y comunicación" En esta nueva Era, la esclavitud se manifiesta
de manera implacable, como siempre, al servicio de los intereses del ya
mencionado "Caballero". En este asunto, nada es nuevo, ni siquiera en
los nuevos tiempos de la globalización, donde el sol nace y muere igual todo
los días desde siempre.
El miedo y el terror van siempre de la mano. Pero... ¿qué es el miedo
que tanto nos cohíbe, o el terror que tanto nos espanta? son estados
emocionales que nos llevan a sentirnos impotentes ante situaciones
incontroladas. Unos de los peores enemigos a los que se enfrentan los animales,
tanto irracionales como racionales. El miedo, el terror es la dictadura de la libertad.
Ya desde pequeñito, nuestros mayores, ante situaciones o bien de
peligro, o bien de actuaciones que no quieren que hagamos, nos hacen sentir esa emoción de miedo o de
terror para tenernos controlados. Para el "poder" es fundamental el
control de todo. Y así, para asustarnos, nos decían, cuando pequeños," que
viene el hombre del saco" y sentíamos el terror del miedo.
La clase política, sabedora de estas debilidades, emplean distintas
artimañas para tenernos en sus manos y emplean discursos tan aterradores que
nos doblegan a la más miserable esclavitud emocional. Y digo aterrador
porque... perder el bien más preciado al que tiene derecho los ciudadanos, como
es la Libertad, es lo más aterrador, valga la redundancia, que le pueda
suceder.
Lo que en España viene sucediendo en los últimos tiempos, a raíz de la
crisis inventada por el gran Capital, es de juzgado de guardia. Todos aquello
que manejan esos hilos, que llevan a los ciudadanos a la miseria, a la
indigencia, a la falta de libertad, a la esclavitud, deberían estar en la
cárcel sin remisión alguna. El pánico, el terror, el miedo que la clase
política ha trasmitido y trasmite a los ciudadanos, es de lo que se sirve para dejarlos
en el más absoluto abandono y a su suerte, con unos dirigentes incapaces de
guiarlos hacia una sociedad más justa e igualitaria y mantenerlos y mejorarlos
en la sociedad del bienestar.
El voto es asustadizo y conservador. El voto no es valiente. El voto es
cobarde. El voto va con la persona, pero si a la persona le meten el miedo por
todo el cuerpo diciéndole que lo que le queda, lo va a perder, porque antes,
ya, se lo han quitado casi todo lo que tenía, hace y dice aquello de:
"virgencita, virgencita, que me quede como estoy". Y es lo que pasa.
No se entendería nada de lo que ha ocurrido en estas dos últimas
elecciones sin el miedo y el terror; De lo haber existido, estaríamos, ahora,
en una sociedad libre y sin ataduras, pero me temo que la clase dominante y
política continuarán utilizando estos factores para tener cautivo el voto, que
es lo mismo que tener entre sus redes a los ciudadanos.
Hay gente que le gusta meter miedo, otros se hacen temer para darse a respetar;
hay quienes inspiran miedo para ocultar su cobardía y hay quienes meten
miedo para aumentar sus intereses.
Simón Candón 18/11/2016